Hoy arranca, de manera formal, la operación de los nuevos prestadores del servicio de energía en el Caribe colombiano: Air-e, que asume el segmento de Atlántico, Magdalena y La Guajira; y Afinia, responsable de Bolívar, Córdoba, Cesar y Sucre.

Las dos compañías, creadas a partir de la adjudicación realizada en marzo, se prepararon a lo largo de los últimos meses para recibir este mercado de más de 10 millones de personas, el 25% del total nacional. Sin embargo, la transición no será fácil. Durante la pandemia, los indicadores de Electricaribe se deterioraron aún más: el recaudo cayó del 82% al 70% y las pérdidas de energía pasaron del 30% a 35%. Por más buena voluntad y ganas, los recién llegados no cuentan con una varita mágica para que el servicio, afectado por años de cero inversiones, mejore en un abrir y cerrar de ojos. Quien diga lo contrario, miente.

Los usuarios de la Región deben acoger el desembarco de los nuevos operadores con enormes dosis de coherencia siendo conscientes de la precaria realidad de un sistema que estuvo prácticamente desahuciado ante la falta de doliente. El servicio sigue siendo malo, y mucho, a pesar de que el Gobierno nacional ha invertido, en los últimos dos años, $3 billones en obras del Plan 5Caribe en subestaciones, cierre de circuitos y redes de transmisión y distribución; además de otros $860 mil millones en infraestructura eléctrica, vía Conpes, ejecutados en la actualidad.

Superar el círculo vicioso de falta de inversiones y mantenimiento por la caída de los ingresos que profundizaron pérdidas e impidieron nuevas inversiones, fallido modelo de operación de la finada Electricaribe, es el reto; y la mejora del mercado, el punto de llegada de los nuevos operadores que inician labores con un terreno ganado gracias a que el Gobierno nacional asumió el pasivo pensional de Electricaribe y del Fondo Empresarial.

Air-e y Afinia asumen, desde hoy, un ambicioso plan de inversiones de $10 billones a ejecutar en los 10 años siguientes, sin ningún tipo de dilación o excusa, lo cual sería intolerable. Una gestión basada en eficiencia y resultados bajo la supervisión de la Superintendencia de Servicios Públicos que no puede volver a equivocarse, como lo hizo con Electricaribe, dejando al garete sus labores de vigilancia y control. La superservicios Natasha Avendaño confirmó a EL HERALDO que, dando cumplimiento a las obligaciones contractuales contempladas en el proceso de venta, hará seguimiento a 28 indicadores en metas de inversión, mejora de calidad y pérdidas, para garantizar la estabilidad de la operación y la atención del usuario.

Este último punto es clave. Cuanto antes, Air-e y Afinia tienen que emprender un riguroso trabajo de acercamiento directo con las comunidades de la Costa, molestas y desconfiadas con la prestación del servicio de energía, resultado de los reiterados atropellos de una funesta compañía que abusó hasta el extremo de su paciencia y tolerancia. Ningún esfuerzo será menor para lograr las transformaciones que espera, y sobre todo, demanda la gente. El respeto es el mejor punto de partida.

Escoba nueva siempre barre bien, pero en este caso no será así porque los cambios no se producirán de manera inmediata, sino como resultado de acciones que toman su tiempo. Para evitar cortocircuitos, señores de Aire-e y Afinia, comunicación asertiva, directa y clara, además de permanente y ajustada a los hechos, especialmente en relación con las tarifas. Sería ingenuo pensar que no aumentarán, pero una salida en falso podría resultar contraproducente para una relación que apenas se empieza a construir.

Bienvenidos Air-e y Afinia al Caribe colombiano. Ser optimistas está en nuestro ADN, pero la desastrosa experiencia con Electricaribe nos volvió escépticos. Medimos nuestras expectativas y con cautela esperamos sus resultados para que nos ofrezcan un servicio digno y de calidad. Que a nadie lo coja fuera de base.