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Antes, mucho antes de que Esther Forero Celis (1919-2011) fuese bautizada la ‹novia de Barranquilla›, le decían que era una ‹mujer caminadora›. A mediados del siglo pasado, ser señalada como caminadora era algo que, para las clases dominantes, restaba valor y estatus. Una caminadora era una «mujer de la calle» y serlo implicaba cargar con juicios comprometedores y severos. Lejos de detenerse, Esther caminaba, componía y cantaba: «Ay yo no sé por qué dirá la gente que soy una mujer caminadora». Más adelante, un coro de hombres le respondía: «No llores comay y eche pa´lante, eso le pasa por ser caminante».

«…Ay, si la cosa, compa, sigue así, caramba, paro la cola y
me voy de aquí.

Ay, tanto tiempo, compa, tanto tiempo tengo que de mi
tierrita me salí».

Esther Forero fue compositora, cantante, folclorista, realizadora radial y publicista. Y, como se reconocía en una de sus canciones– aunque en tono sarcástico y contestatario– una ‹caminadora›. Pero caminadora no en el sentido con el que pretendían tacharla, sino caminadora por distintas regiones de Colombia y buena parte de América. Por el centro de Barranquilla, antes de cumplir 18 años, para subsistir y ayudar a su mamá. Por la zona ribereña del Magdalena, a finales de 1937, donde estudió e investigó las músicas populares mientras trabajaba como agente vendedora para una empresa farmacéutica. Por Venezuela y Panamá, sus primeras conquistas internacionales. Por República Dominicana, Puerto Rico y Cuba, donde se convirtió en una embajadora de su folclor. Por Nueva York, donde alcanzó la cúspide de su carrera.

Sin embargo hasta ahí, pese a su fama y exitosa trayectoria, Esther Forero no era suficientemente reconocida en Barranquilla, una tierra –casi desconocida– a la que regresaría en 1960 después de once años de gira.

Bajo una nueva luz

Los viajes, geográficos y musicales, así como las luchas y pasos adelantados a su época amplían la mirada sobre una mujer pionera y trasgresora. Ese recorrido, a propósito del centenario de su natalicio –que se cumple este mes de diciembre–, es el que propone Esther Forero: la caminadora, libro de la investigadora musical Daniella Cura publicado por la editorial Artimaña que resulta de una investigación hecha bajo la luz de la musicología feminista.

Aquí, hablar de Esther Forero no es hablar solo de la ‹novia de Barranquilla›, sino es seguir el camino de una mujer que antes de ser conocida en su tierra fue valorada y amada en otros muchos lugares. Una mujer, prácticamente la única mujer, que hizo parte de una generación de autores – junto con Lucho Bermúdez, Pacho Galán, José Barros, Rafael Campo Miranda, Antonio María Peñaloza y Luis Carlos Meyer–capaces de hacer que las sonoridades de la costa Caribe empezaran a resonar dentro de la identidad musical de Colombia.