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La Sierra Nevada está en silencio. Dos mamos y al menos 50 autoridades de la comunidad kogui se reúnen. Por momentos se escucha el sonido de la brisa y el crujir las hojas secas de los grandes árboles sagrados. 

Otros indígenas reciben al pie de un camino alto y cubierto de rocas al grupo de la misión humanitaria de la Defensoría del Pueblo, que llegan a pie, a caballos y mulas. Las personas vienen desde la vereda de Uranio, perteneciente al corregimiento de Palmor en Ciénaga, Magdalena.

Tras la reunión de los mamos con autoridades espirituales y políticas de la comunidad, estas le dan la bienvenida al grupo en la entrada del pueblo Kogui de San Antonio o conocida en su lengua indígena como Mankwaxa, en pleno corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta a 1.300 metros sobre el nivel del mar. Su población es de 26 familias compuestas por 480 personas, aproximadamente. En toda la Sierra hay casi 500 familias, más de 3000 personas.

Las autoridades piden a los visitantes que se retiren el calzado y las medias porque realizarán un ritual de bienvenida. Hombres y mujeres hacen una fila y el mamo Zaleh Nulavita junto con otras autoridades, al mismo tiempo,   les ponen en ambas manos una manilla de lana acompañada de una «shakirita» que sirve «para equilibrar las energías».

El mamo es un hombre de edad avanzada, a juzgar por su piel, su cabello y sus rasgos. Va vestido con una túnica y pantalón de algodón que con varias rayas de color negro. Esas líneas lo diferencian del resto de los hombres. Sobre su cabeza lleva un gorro puntiagudo para acentuar su jerarquía y carga tres mochilas: una para la espiritualidad, una personal y otra para guardar los materiales que utiliza en los rituales.

El blanco es característico de las prendas y vestidos de los kogui. Dicen que ese color representa a la Gran Madre y genera una especie de comunicación directa con la pureza de la naturaleza.

«El acto es más que un ritual. Es la autorización para entrar al ‹asentamiente», dice indígena para disipar las dudas de los asistentes. «Es como el pasaporte para poder ingresar, estar y conocer de cerca la cultura kogui», resalta.

Una vez terminada la ceremonia de recibimiento, las autoridades espirituales de Mankwaxa realizan un ritual denominado el ‹Shalá Yeshi›, una especie de confesión ante los espíritus de la Sierra.