El pañolón rojo que sale volando de la cabeza de Diana Ipuana y que queda detenido por un instante en el cielo azul del desierto guajiro le advierte, en un sueño premonitorio, que se ha quedado sola. Cuando despierta, se da cuenta de que su hermano y su marido, quienes se dedicaban con ella a atracar a los conductores de las trochas que conectan a Colombia con Venezuela, no han regresado de su última salida. «Tú debes cuidar a nuestro bebé», es la orden que le da su esposo por estar embarazada. Ahora ella se quedará sola —sin los gestos despectivos del hermano y los cuidados de su marido— y deberá lidiar con sus sueños, la incertidumbre de su porvenir y el paisaje implacable y majestuoso que se abre en su camino.
La película La Frontera, primer largometraje del director barranquillero David David, narra con un número pequeño de personajes la trascendencia de un conflicto político ocurrido por el cierre de fronteras entre países vecinos. Hablada en wayuunaiki y en menor medida en español, muestra cómo las decisiones de gobernantes afectan a poblaciones históricamente olvidadas, creando una honda brecha (o frontera) entre comunidades de un mismo continente. En el caso de Diana, ella decide renunciar a toda ayuda institucional y cuidarse por sí sola, vivir en el puente de la realidad y el sueño, el peligro y el cuidado propio.
La ópera prima de David, de 34 años, llega antecedida por múltiples reconocimientos en su etapa de postproducción: fue selección oficial en eventos de la industria del cine como ANFIC (Chile), Avenaran Sur (Argentina), Mafiz (Málaga, España), Orquídea (Ecuador) y FDC (Colombia). Durante el Ficci 2020 tuvo cuatro proyecciones programadas, la primera de ellas (y la única que se proyectó, antes de la cancelación del Festival por coronavirus) con audiodescripción y lenguaje de señas para población invidente o en condición de discapacidad auditiva. Con El Dominical habló sobre de la realización de esta producción que viene de estrenarse en Festival de Cine del Cairo, en Egipto.