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The Traitors ha dejado su huella en la televisión al ser galardonado con dos de los premios Emmy más importantes en su categoría: Mejor Reality de Competencia y Mejor Anfitrión para Alan Cumming.

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Esta serie de competencia, inspirada en el formato holandés De Verraders, combina intriga, estrategia y drama en un entorno tan enigmático como su presentador. Sam Reese Jones, productor del programa, compartió a EL HERALDO algunos de los secretos detrás del éxito del reality.

Desde su primera temporada, The Traitors ha capturado la atención del público, pero fue su segunda entrega la que consolidó su lugar en la historia de los Emmy. Jones explicó que esta evolución fue crucial para el crecimiento del programa.

“La primera temporada generó revuelo, y eso fue clave. Para la segunda temporada, tomamos decisiones más atrevidas, como incorporar a un elenco lleno de celebridades, lo que aumentó el interés y permitió que la audiencia discutiera y analizara cada episodio semanalmente”, señaló.

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Uno de los elementos que más ha contribuido al éxito de la serie es la presencia magnética de Alan Cumming como anfitrión. Con su estilo teatral y carismático, Cumming ha redefinido lo que significa ser el presentador de un reality show.

“Alan aborda el papel como una actuación, lo cual nos encanta. Es como si interpretara a un personaje, citando a Shakespeare o Platón. Su extravagancia aporta una dinámica completamente nueva que no habíamos visto antes en un reality”, comentó Jones.

Este enfoque teatral no solo cautiva a la audiencia, sino que también sumerge a los participantes en un mundo de traiciones y estrategias donde nadie puede confiar en nadie.

Euan Cherry/Universal+

El escenario del programa, el imponente Castillo de Ardross en Escocia, juega un papel fundamental en la atmósfera de misterio que define a The Traitors.

“El castillo es casi como un personaje más en la serie. Necesitábamos un lugar que fuera lo suficientemente amplio para albergar la icónica mesa redonda, el corazón palpitante del show”, explicó el productor.

Este escenario no solo ofrece un telón de fondo espectacular, sino que también amplía las posibilidades narrativas del programa, ya que los terrenos vastos permiten desarrollar misiones que ponen a prueba tanto el físico como la mente de los competidores.

Las misiones en The Traitors son un componente esencial para el desarrollo del juego. A diferencia de otros reality shows que enfatizan los desafíos físicos extremos, en The Traitors, las pruebas están diseñadas para ser accesibles a todos los jugadores, independientemente de sus capacidades físicas.

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“Lo que nos interesa es cómo las misiones enriquecen la narrativa del programa. No solo son desafíos físicos, sino que también revelan alianzas, relaciones y tácticas. Introdujimos los escudos en la segunda temporada para aumentar la estrategia y conectar las misiones con el desarrollo del juego”, agregó Jones.

El éxito de The Traitors radica en su capacidad para ofrecer algo fresco en un género saturado. Según Jones, uno de los grandes diferenciadores del programa es su enfoque en la creación de un misterio nuevo cada temporada.

“No seguimos un manual típico como otros reality shows. Cada temporada debe sentirse como un misterio por resolver. Queremos evitar caer en la repetición y ofrecer algo único en cada entrega”, subrayó.

Con su combinación de suspense, estrategia y un elenco carismático, The Traitors se ha ganado su lugar entre los grandes del género de reality. La serie, que ya está disponible en Universal+ en Latinoamérica, no solo ha logrado cautivar a la audiencia, sino que también ha reescrito las reglas de lo que puede ser un reality show, estableciendo nuevos estándares con su enfoque teatral y narrativo. Como bien dijo Jones: “Cada temporada es un nuevo misterio por resolver, y ese es el secreto de nuestro éxito”.

Euan Cherry/Universal+

5 curiosidades de la segunda temporada

Alan Cumming tenía prohibido permanecer en el castillo. La locación principal del reality es un participante más del mismo. Por lo tanto, la producción estableció condiciones sobre quiénes podían hospedarse en el imponente lugar. El conductor del programa acordó sólo permanecer en el castillo escocés en las jornadas de rodaje y retirarse por las noches. De todos modos, le aseguraron una habitación para dormir entre toma y toma y un camerino de grandes proporciones ideal para todos sus impactantes outfits.

Los participantes no podían tomar alcohol. Una de las reglas que debían cumplir los competidores del juego era la de no ingerir bebidas alcohólicas. A pesar de ello, hicieron una excepción para filmar uno de los episodios en el que se puede ver a los jugadores con copas de vino en sus manos. Por lo tanto, modificaron levemente las reglas y les permitieron tomar una copa por noche.

Un barco trajo demasiadas complicaciones en el rodaje. Con el objetivo de seguir innovando, el creador de The Traitors, Marc Pos, pensó en la posibilidad de tener como epicentro de la competencia a un barco. Sin embargo, el plan fue descartado por los peligros que conllevaba filmar en una locación a merced del clima. “Era complejo el rodaje en un barco, las misiones no eran fáciles de filmar y terminaba siendo muy duro para producir”, reconoció Pos, quien finalmente eligió al castillo de Ardross como punto neurálgico.

Los participantes tenían custodia asegurada. Los 22 jugadores de la segunda temporada fueron muy cuidados durante el rodaje. Así lo reveló el productor del reality, Mike Cotton. Debido a las características de las misiones -muchas de ellas, nocturnas-, eran acompañados por guardias de seguridad a sus habitaciones para que no incumplieran el reglamento y, sobre todo, para garantizarles su bienestar dentro del programa.