Como un aliado para el buen descanso. Así es definido el añadir a la rutina previa al sueño el incremento en relaciones sexuales pues, según varios estudios internacionales, esta actividad física y de intimidad desencadena una serie de reacciones hormonales que reducen el estrés, relajan y lo pueden hacer sentir mejor a los partícipes.
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Esto se explica, según la ciencia, en que el sexo genera un impacto en la capacidad del cuerpo de alcanzar niveles de relajación y placer gracias a que, durante la relación sexual, se liberan hormonas como la oxitocina y las endorfinas, usualmente relacionadas con la sensación de bienestar y placer, lo que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.
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Dicho de otro modo, gracias a que por medio de las relaciones sexuales se liberan hormonas, el cuerpo puede relajarse más rápidamente, lo que contribuye a un sueño más tranquilo, libre de estrés y lleno de reparación.
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La oxitocina, a menudo llamada la hormona del amor, y las endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, juegan un papel crucial en la reducción de los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
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Esta disminución en el cortisol ayuda a que el cuerpo se relaje más fácilmente, creando un ambiente propicio para el descanso.
Citada por medios como Aló y El Tiempo, la directora de empoderamiento de We-Vibe, Johanna Rief, considera que “el sexo y el sueño van de la mano y si podemos trabajar para apoyar uno, el otro florecerá. Si se descuidan, puede ser fácil entrar en una espiral de estrés de la que resulta difícil salir”.
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Cabe mencionar que el entorno en el que se lleva a cabo la actividad sexual también juega un papel importante.
En ese sentido, crear un ambiente tranquilo y confortable puede potenciar los efectos positivos del sexo en la calidad del sueño. Luz tenue, música suave y una temperatura agradable son factores que pueden contribuir a un ambiente propicio tanto para el sexo como para el descanso.