La noche del 28 de marzo de 1977 cambió la vida del salvadoreño André Guttfreund. El auditorio Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles fue el escenario donde el productor y director de cine se convirtió en el primer centroamericano en ganar un premio Óscar, el reconocimiento más importante de la industria del séptimo arte.
La región del hielo, un cortometraje de 33 minutos inspirado en una historia de Joyce Carol Oates, que retrata la conflictiva relación entre una novicia que dicta clases de literatura en la Universidad de Detroit y un estudiante emocionalmente inestable fue la cinta que llevó al productor Guttfreund a brillar en la categoría Mejor cortometraje de ficción en la ceremonia número 49 de los premios de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas.
Ayer, a las 9 de la mañana, el cineasta lideró un conversatorio en el marco del Festival Internacional de Cine de Barranquilla (FicBaq) que se llevó a cabo en las instalaciones de la Cineteca y donde le concedió una entrevista a EL HERALDO.
Camino al triunfo
El comienzo de la carrera profesional de Guttfreund estuvo marcado por las artes teatrales. 'Yo había sacado adelante una maestría de teatro en Londres, cuando me propusieron comenzar un proyecto de televisión educativa en El Salvador', establece el productor.
Allí fue cuando Roberto Rossellini, maestro del cine italiano y conocido por haber sido el padre del movimiento del neorrealismo, se interesó por la labor de Guttfreund. 'En ese momento yo estaba dirigiendo una obra de teatro y el vino a verla y me dijo que parecía más un director cinematográfico que teatral, porque manejaba el mismo estilo', agrega.
De igual manera, André considera que dio un salto a la industria cinematográfica cuando fue el primer latinoamericano en participar en el conservatorio del American Film Institute, donde obtuvo una beca completa y agrega 'cuando íbamos a presentar nuestra tesis, me uní con Peter Werner, director de La región del hielo un gran fanático de cine clásico, con quien todos los fines de semana veíamos el cine en blanco y negro'.
Según Guttfreund, el cine de autor es un tema que no le apasiona. 'Nunca durante la planificación ni la hechura de la película pensamos en premios o en festivales, la pasión estaba dada por el trabajo en equipo y en familia. Se trató de hacer el mejor trabajo posible con el dinero que teníamos y gozar el proceso y hacer cine sin pensar en los premios', afirma André, actual miembro de la Academia.
En El Salvador
'En mi familia hubo secuestros y asesinatos entonces no se me permitió regresar a mi país por un poco más de 10 años', afirma el cineasta.
No obstante, en el 2009, le ofrecieron la oportunidad de hacer un taller de cine en la Universidad Don Bosco y de ser jurado en el primer Festival Ícaro. 'En aquel entonces había 60 producciones postuladas y esto fue un ejemplo de la revolución digital del momento y de las facilidades que esto traía a la hora de hacer cine', establece.
En los últimos tres años, André viene trabajando en el desarrollo del cine salvadoreño. Como ejemplo de ello, convenció al Ministerio de Economía de su país para que se atrevieran a invertir dinero para realizar, por primera vez, un concurso de cine y añade 'les enseñé mi trabajo y se entusiasmaron. Al principio, nos dieron 500 mil dólares para sacar adelante 5 proyectos. Dos meses después nos dieron 1.5 millones más'.
Actualmente se están realizando 13 proyectos que buscan impulsar el cine de este país. 'También, estamos realizando un festival, que es una versión pequeña del FicBaq, un evento cuya filosofía es similar a la que vamos a manejar nosotros', concluye el salvadoreño.