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Día primero

Tras la caída del ser humano en el pecado, Dios no lo abandona y le ofrece en cambio un salvador. Dios dice a la serpiente:

'Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu raza y la descendencia suya: ella quebrantará tu cabeza, y tú andarás acechando a su carcañal'. (Génesis 3,15)