La cantante de vallenato Ana del Castillo, reconocida como una de las voces femeninas más influyentes del género, compartió recientemente detalles conmovedores sobre su vida familiar y el impacto que tuvo en su carrera. Durante una reciente entrevista en ‘La sala de Laura Acuña’, la artista relató cómo una grave enfermedad obligó a su padre, Manuel José del Castillo, a abandonar su sueño de ser cantante de ópera.
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El padre de Ana, además de ser médico cirujano, se destacó por su talento vocal en la ópera, un arte que practicaba con pasión hasta 1995, cuando un inesperado diagnóstico lo obligó a dejar los escenarios. Aunque logró superarlo, el daño irreparable en su capacidad vocal lo llevó a enfocarse exclusivamente en su profesión médica.
“Mi papá cantaba profesionalmente hasta que le dio cáncer en la garganta. Aunque lo superó, quedó prácticamente sin voz y tuvo que dejar su sueño de la ópera”, recordó Ana.
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Según confesó la cantante, este episodio marcó profundamente su vida familiar. No obstante, Manuel José, aunque limitado por su condición, continuó apoyando los sueños artísticos de su hija, pese a que sus gustos musicales eran muy distintos.
Ana, nacida en Valledupar el 9 de abril de 1999, creció en un ambiente en el que la música era parte esencial de la vida cotidiana. Sin embargo, mientras su padre disfrutaba de géneros como la zarzuela y el bolero, ella encontró en el vallenato su principal fuente de inspiración.
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“Cuando él ponía zarzuela, yo me iba al baño a escuchar a Diomedes Díaz”, comentó Ana, quien con humor recordó esas diferencias con su padre. A pesar de sus reservas iniciales, Manuel José aceptó, con el tiempo, que su hija explorara el vallenato, un género históricamente dominado por hombres.
Los retos que enfrentó Ana del Castillo para poder dedicarse al vallenato
La historia de Ana del Castillo no solo está marcada por el talento, sino también por las adversidades que enfrentó para dedicarse a la música.
A los 13 años, decidió abandonar su hogar debido a la falta de apoyo hacia su sueño de convertirse en cantante de vallenato. Su madre, Rosa Jiménez, preocupada por los riesgos asociados a la vida nocturna de los músicos, insistía en que priorizara los estudios, mientras Ana luchaba por abrirse camino en un género que, según ella, “decían que era para hombres”.
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En esta etapa, confesó la artista, vivió en casa de amigas, trabajó como corista para músicos consolidados como Fabián Corrales y llegó a vender dulces en el colegio para mantenerse. “Me fui de casa porque no era fácil que aceptaran mi sueño”, explicó Ana, quien además aseguró que esas experiencias fueron fundamentales para forjar su inigualable carácter.
La formación musical de Ana del Castillo y la influencia de su padre
Aunque nunca recibió formación musical formal, Ana asegura que su capacidad para interpretar canciones proviene de un don natural y de un cuidado constante. Guiada únicamente por su oído, ha logrado perfeccionar su técnica, y trabajando en conjunto con fonoaudiólogos ha podido aprender a cuidar su garganta, una herramienta que considera vital en su carrera.
“No tengo conocimiento de notas musicales, pero me guío por el oído. Eso sí, cuido mucho mi garganta con ayuda de una fonoaudióloga porque sé que es mi herramienta principal”, afirmó.
A sus 25 años, Ana del Castillo ha logrado consolidarse en la escena musical vallenata, dándose a conocer no solo por su voz, sino también por su autenticidad y la conexión que logra con su público.
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Además, según precisó, el vínculo con su padre continúa siendo para ella una fuente de inspiración. Y es que, aunque Manuel José ya no canta, su amor por la música continúa presente en cada logro de su hija.
De hecho, Ana considera que su carrera también es una forma de honrar el sueño que su padre no pudo cumplir, al tiempo que redefine el lugar de las mujeres en el vallenato.