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Rodeada de árboles y dentro de la segunda etapa de la Plaza de la Paz está ubicada la Casa Catinchi, el único inmueble que queda del extinto barrio Las Quintas.

Construida a principios del siglo XX, en la década de los cuarenta, esta residencia fue habitada en un principio por la familia Marino y posteriormente comprada por los Catinchi —de ahí su nombre—, unos emigrantes que venían huyendo desde Puerto Rico de la gesta independentista.

'Eran personas de muchas amistades y realizaban fiestas majestuosas', contó el arquitecto Ignacio Consuegra.

Esta vivienda hospedó a prestigiosos personajes de la época y es una 'muestra fiel' del estilo neoclásico francés del periodo republicano que tuvo relevancia en Barranquilla.

'Sus rejas reflejaron la influencia del forjado del Art Nouveau, pero todos sus elementos son afrancesados como sus espejos y ventanas. (...) A mí me gusta mucho la fachada de esta casa porque es como un resumen de la sencillez y sobriedad de ser elegantes, sin necesidad de ostentar con tanto elemento, lo que pasa con una arquitectura de opulencia y exageración'.

Con el pasar del tiempo la casa fue vendida y utilizada para fines comerciales. Luego quedó abandonada a su suerte y el deterioro opacó lo que un día fue una lujosa construcción, dejándola casi que en ruinas.

Fue a finales de 2017 que esta residencia se incluyó en la lista de 15 inmuebles que cumplían con los criterios de valoración para declararlos 'patrimonio arquitectónico' de la ciudad, por ser una de las casas 'más representativas' de la época republicana.