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Detrás de la Esther Forero que brillaba en las tarimas existió una mujer que siempre fue fiel a sus convicciones. Esa templanza, como lo recuerda su nieta Teresa González, una vez casi le cuesta la vida.

Fue en una noche en Santo Domingo (República Dominicana) cuando Esther defendió su valor como artista y se negó a repetir un espectáculo que acababa de hacer. La hija de Rafael Trujillo, el dictador, llegó cuando la presentación había terminado y deseaba escuchar a la barranquillera.

Recuerda Teresa que a su abuela la amenazaron diciéndole que si no cumplía con el pedido de la mujer debía 'atenerse a las consecuencias'. Ella, siempre firme, se negó a cantar.

Lo que Esther creyó como un simple enojo del dictador se convirtió en una amenaza mayor.

'Un amigo de la embajada llegó y le dijo que se montara al carro porque la iban a llevar al aeropuerto. Cuando lograron escaparse, el amigo le comentó que a ella y su grupo los habían mandado a apresar y que lo más probables es que a ella la iban a fusilar. Eso fue una cuestión de muerte', recuerda su familia.

Y es que esa actitud en ella no era de extrañarse, su nieta asegura que siempre tuvo esa templanza. Defendía a los artistas, bien fuesen locales o internacionales, y luchaba porque tuvieran un trato digno antes, durante y después de sus presentaciones. De acuerdo con Teresa, Esther decía que esa lucha 'dio paso para que los nuevos artistas pudieran disfrutar de las comodidades y respeto que tienen ahora'.