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Alba Zúñiga Ramos aún recuerda el día que abandonó Colombia, su terruño, para aterrizar en Canadá. ¿Las razones?: Su padre y profesor de la Universidad del Valle Javier Zúñiga había aceptado una beca para doctorarse en la Universidad de Ottawa, en 2002. Tenía 15 años.

El cambio de país trajo consigo algunos retos para Alba: aprender francés e inglés y culminar su bachillerato en otra cultura. Luego, su motivación se centró en aplicar para obtener una beca universitaria, convocatoria en la que finalmente obtuvo la oportunidad de estudiar Relaciones Internacionales y que la llevó a asumir el reto de quedarse sola en otro país.

'Mi adaptación en Ottawa me costó por el tema de los idiomas y porque es una ciudad multicultural donde es vital entrar en contacto con diferentes culturas y con muchas personas diversas en pensamiento. Además, me costó el tema de los cambios de temperatura y tolerar el invierno que era y sigue siendo muy fuerte'. 

La caleña, de 34 años, explica que fue complejo quedarse sola en un país donde no contaba con ningún familiar, debía sostener un promedio y además debía trabajar para financiarse la estadía. Aun así lo logró siguiendo su determinación y recibiendo el apoyo de personas que fue encontrando en el camino.

Recuerda que desde los 19 años se dedicó a trabajar con abogados, una experiencia que la fue permeando en su deseo de estudiar posteriormente Derecho enfocada en el Derecho Civil.

Empezar su experiencia como abogada la fue llevando a enfrentarse a una realidad: la discriminación por ser latina en la accesibilidad de empleo.

Otro despertar que tuvo fue el de darse cuenta que en Montreal no había latinos en las últimas elecciones del Concejo de la ciudad (2017), lo que le fue generando cierta preocupación, pues —como ella lo indica— no era coherente teniendo en cuenta que 'se trataba de una ciudad donde más del 40 % de la población era inmigrante en primera y segunda generación'.

Llegó la pandemia y con ella se le generaron muchos cuestionamientos. Por ejemplo, cómo podía ser útil y partícipe de un cambio, así que en su reflexión entendió que además de quejarse por querer un cambio debía hacer algo para que este ocurriera, concretamente en lograr tener mayor representación latina en el Concejo de la ciudad.

Con la idea fija en su mente empezó a involucrarse con el partido político Ensemble Montréal, asistiendo a los políticos que hacían parte del grupo en ese momento. Luego, gracias a su trabajo, le llegó la propuesta para lanzarse en la campaña de este año. 

'Mi interés siempre estuvo presente y lo confirmé cuando empecé a trabajar en las políticas que estaban implementando. Ya a nivel de la campaña me di cuenta que todo lo que yo había hecho en lo académico y en mis vivencias tenía sentido porque mi primera carrera tuvo mucho que ver con ese ámbito y con las relaciones interculturales. Todo esto me permitía entender mucho más a la gente a la que yo le iba a servir. Ahora, a nivel del Derecho, que es la base fundamental de la organización de una sociedad, me permitía combinar lo que yo tenía más mi experiencia de inmigrante, de mujer, de haber luchado por una beca y por los papeles, de haber estado sola en este país, de haber tenido que luchar para tener buenos empleos'.