Compartir:

Tatiana Calderón es una piloto que ha roto los moldes y ha dejado en alto el género femenino en el automovilismo. Su trayectoria alrededor de la velocidad y la adrenalina demuestran que ni el casco, ni las pistas le han quedado grandes. La bogotana, que desde 2018 es la piloto de pruebas del equipo Sauber de la Fórmula 1, se enamoró de este deporte desde que era una niña. 

 Cinco minutos frente a un volante de un kart bastaron para que se decidiera por este deporte de motor. Este encuentro definitivo fue por una invitación de su hermana Paula Calderón, que la llevó a una pista de karts cerca de su casa en Bogotá. La joven cuenta que la velocidad y la adrenalina la atraparon y desde entonces 'su amor y pasión por este deporte crece todos los días'. 

Para Tatiana ese encuentro 'fue amor a primera vista' y el sentimiento se reforzaba cada vez que veía correr a Juan Pablo Montoya, su mayor referencia. En 2005, a sus 12 años, se convirtió en la primera mujer en ganar un campeonato nacional de karts en el país, en la categoría Easykart Pre-Junior. Los entrenamientos y las carreras se volvieron parte de su rutina, subir a los podios también. 

Durante sus primeros años de competencias en el país obtuvo diversos reconocimientos en el karting. En 2006 sus competencias se internacionalizaron cuando comenzó a correr en Estados Unidos y dos años más tarde fue la primera mujer campeona de karts en la categoría Junior Intercontinental (JICA) en la división este del Stars of Karting en ese país.

Desde entonces su vida ha estado marcada por varios hitos. En 2013 pasó a la historia como la primera mujer en subir al podio en la Fórmula 3 Británica Internacional; lo mismo sucedió en 2017 en la última carrera de la Fórmula V8 3.5, en el circuito de Bahréin. En 2018 se convirtió en la primera latinoamericana en pilotar un monoplaza de Fórmula 1 y en 2019 fue la única mujer en conducir en la Fórmula 2.

A pesar de su potencial, Tatiana ha enfrentado el machismo en el deporte, pues varias veces la han subestimado por ser mujer. A diferencia de sus compañeros hombres, ella ha tenido que 'ganarse el respeto' de los ingenieros que se niegan a escuchar sus comentarios sobre las modificaciones en el balance del auto para adaptarlo a su estilo, porque 'creen' que no tiene información suficiente y que su criterio 'no es igual al de un hombre'.

'En pista también he tenido que ganarme el respeto de los competidores mostrándoles que no voy a frenar primero que ellos por ser una mujer. Muchas veces he tenido que estrellarme para conseguir ese respeto. Como mujer siempre me han subestimado porque hay esa creencia todavía de que es un deporte para hombres, que las mujeres no manejamos bien y no tenemos porqué saber de la parte técnica'.