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Juan David Amín y Jorge Andrés Roa se muestran con el ánimo resuelto. Producen sonidos dando palmadas, toqueteando con los dedos las superficies de las sillas y marcando el ritmo con los ruidos emitidos por sus cuerdas vocales.

En la entrevista hacen mención de sus edades y profesiones. Mientras Juan señala que tiene 28 años, es ingeniero industrial, pianista y productor musical; Jorge dice que cuenta con 30, que es también ingeniero industrial, guitarrista, compositor y productor audiovisual.

Son amigos hace tres años y medio, relación que se forjó por tener un círculo social compartido, por experimentar pasión por la música y por sentir el mismo espíritu emprendedor. En el ámbito de la música cada uno ha tenido su proceso. Juan creció rodeado de una 'familia musical' y a sus 7 años, embelesado por el sonar de un piano, aprendió a tocar este instrumento. Desde entonces no ha parado. De hecho, en el camino ha podido incursionar en la guitarra, el bajo y la percusión.

En el caso de Jorge, su gusto surgió al conocer la idea que tenían algunos de sus amigos de integrar una banda.

'Al enterarme le dije a mi mamá que quería aprender a tocar guitarra. Ella me apoyó y me consiguió a un profesor con el que di algunas clases, pero como no me sentía a gusto, aprendí por mi cuenta. Luego fui haciendo parte de diferentes proyectos, tocando guitarra acústica y eléctrica'.

Después de un tiempo, además de la guitarra, el gusto de Jorge se orientó hacia la organización, la dirección, la grabación y las fotografías de ensayos. Más tarde, como hobby, se enfocó en tocar instrumentos, cantar y grabarse a sí mismo, una faceta que le permitió, en medio del duelo de su mamá, Nora Hoenigsberg, encontrar su identidad, recargarse y sentir paz mental.

Juan, por su parte, a sus 14 años hizo parte de cinco bandas. Hasta la fecha sigue tocando en una que se presenta los viernes en el Club Lagos de Caujaral.

Graduarse de Ingeniería Industrial fue su 'mejor decisión', ya que —estima— las bases que le dio sobre cómo manejar una empresa y dirigirla, más su amor por la música, le permitieron fluir en el proyecto que hace tres años materializó con Jorge.