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Dolencias en todo el cuerpo. Así, apenas con 32 semanas de embarazo de su tercer hijo —en una sala de urgencias— Lilian Díaz saturaba en 86 y era diagnosticada con covid-19 el año pasado. Su estado ponía en vilo el aporte de oxígeno a su bebé. Médicos aseguraban que si su saturación no mejoraba, era necesario 'desembarazarla'.

A partir de ese momento fue sometida a procesos como maduración pulmonar y monitoreo fetal. Alterno a esto sus familiares hacían una cadena de oración que clamaba por su pronta recuperación.

'Fue una experiencia fuerte. Recuerdo que yo estaba sola en la clínica porque por la contingencia no dejaban que ingresaran acompañantes. Las enfermeras lo atendían a uno luciendo unos trajes que las hacían parecer astronautas. Mi barriga más las dolencias no me permitían caminar muy bien. Era muy duro todo. Hasta la respiración me costaba'.

Su estado la llevó a reflexionar introspectivamente y a 'hablar con Dios', prometiendo que si se recuperaba sería 'la mujer más feliz', capaz de luchar por sus sueños. Fue así como al transcurrir los días, su salud se fue restableciendo. Luego —decidida— habló con su prima Angely Jaramillo, y ambas llegaron a la conclusión de que era el momento de apasionarse y hacer realidad lo que tanto querían.

Ahí, sin más, con determinación y siendo coherentes con su gusto por la moda, emergió una idea de negocio que poco tiempo después dio paso a la creación de una marca de ropa y accesorios para mujeres, llamada Lamore.

'Cada una desde sus profesiones, yo mamá de tres niños, con mi carrera de Contaduría Pública, dedicada a los eventos, apasionada por el estilo, los textiles y los estampados; y Angely con sus estudios en Negocios Internacionales y su encanto por la joyería, decidimos poner en marcha nuestro sueño. Con las expectativas claras, el 17 de septiembre del año pasado lanzamos la primera colección y creo que todo fue posible gracias al apoyo de mi esposo, Moisés Tarud, y a la mamá de Angely, Gladys Molina (...) La unión hasta entonces ha fluido genuinamente'.

A pesar de que la marca surgió en un año difícil para muchos sectores de la economía, Lilian, de 35 años, y Angely, de 21, descartaron la posibilidad de claudicar. Sobrevivieron llevando a cabo reuniones virtuales con los proveedores, haciendo uso del Internet y de las redes sociales.

'Lamore es nuestro futuro. Se está consolidando fuertemente en la costa Caribe y desde ya estamos exportando a Estados Unidos y República Dominicana (...) El camino no ha sido fácil, de hecho se nos han presentado pruebas duras que nos ha tocado sortear, pero nos hemos mantenido firmes, con la convicción de que este es el camino que queremos recorrer'.

Una de las pruebas que enfrentaron en medio del proceso fue el síndrome inflamatorio multisistémico asociado a la covid-19 del tercer hijo de Lilian.

'Nos dimos cuenta que a sus tres meses empezó a presentar un brote. Luego tuvo tres días de fiebre y al quinto, sus piernas y brazos se tornaron morados. Cuando lo llevamos al médico, los expertos no sabían a qué se debía. Pero en ese instante logramos hablar con el hospital pediátrico de Barcelona y ellos nos indicaron el paso a paso que debíamos seguir para salvarle la vida. Y así fue que se recuperó. Fue un salvado de las aguas, así como su nombre, Moisés. A pesar de esto no desistí con mi marca'.

Angely asegura que comercializan sus prendas (ropa y accesorios en bronce con baño de oro de 24K, elaborados por manos de artesanos colombianos), a través de la cuenta de Instagram @shop.lamore.

Uno de los ingredientes para que el trabajo en equipo fluya entre ella y Lilian es tomar decisiones en conjunto, teniendo siempre en cuenta la opinión de la otra. La intención de ambas es seguir creciendo para que con su marca 'las mujeres 100% reales se sientan identificadas'.

Las dos son creativas en la empresa, pero Lilian está más ligada a la imagen, las relaciones y el manejo con los medios de comunicación, mientras Angely es financiera, encargada de que 'todo tras bambalinas esté en orden'.