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Rodeado de una decoración de antaño, el chef profesional Iván Escobar relata su historia. Empieza hablando sobre cómo la pandemia impactó en sus negocios, mientras el momento es acompañado con música de reguetón apenas audible. 

Él, quien cuenta con más de 20 años en el sector restaurante, explica que aunque la contingencia mundial ha afectado a muchos restauranteros, su incidencia ha sido perfecta para que muchas personas reevalúen sus proyectos.

'Por ejemplo, la pandemia sacó a aquellos que no han estado totalmente convencidos de que el restaurante es lo que más les gusta, y quedamos los que sí sentimos pasión. El tiempo vivido en 2020 fue mi excusa para reiterarme a mí mismo que esta es mi única carrera y que es lo que en realidad quiero hacer'.

Aunque cerró sus restaurantes Bistró 51 y Lumberjack´s, debido a que su carga económica era 'muy pesada' para sobrevivir a través de domicilios o con un aforo controlado, su decisión le permitió dedicarse de lleno a su trabajo como chef privado, haciendo asesorías y menús para restaurantes. 

'En el aislamiento preventivo me dediqué a hacer hamburguesas para la venta. Recibía muchas llamadas porque la gente no podía salir de sus casas y había muchas quejas de los domicilios, y como en mi caso yo era el único responsable del pedido y del domicilio, me fue muy bien. Al estar solo descubrí las distintas caras que tiene el negocio y pude mantenerme enfocado en lo que yo quería hacer'.

Hace muchos años Iván se ha declarado fan del chef español José Andrés, uno de los cocineros más reconocidos a nivel mundial, quien se ha dedicado a trabajar en labores sociales, por medio de su fundación World Central Kitchen. En esta se ha encargado de poner a sus restaurantes y a sus chefs al servicio de los más necesitados, específicamente alimentando a quienes sobreviven a una tragedia natural. 

'Estando acá en Barranquilla me enteré del trabajo que había realizado el chef en Puerto Rico después del huracán y en Indonesia, luego de los tsunamis. Esa labor me pareció encomiable, por tanto, no podía pensar en otra cosa que unirme a la organización para ayudar. Así que me puse a la tarea de mandar correos en los que manifestaba mis intenciones'.