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Hubo una época en la adolescencia de Natalia Vidales en que le importaba conocer qué era lo que estaba comiendo y lo fotografiaba. Tiempo después cambió su enfoque y se centró en coleccionar los recuerdos de los restaurantes que visitaba. Hasta que un día la memoria de su celular no dio abasto y empezó a publicarlas en su Facebook para no perderlas. En esa red social empezó a recibir comentarios positivos de sus seguidores, así que decidió que restaurante que visitara, plato de comida que publicaba.

Han pasado diez años desde que empezó a publicar su contenido gastronómico por hobby y hace dos años es su principal sustento económico. 

Natalia tiene una cuenta en Instagram (@chewingismycardio) en la que actualmente la siguen más de 50 mil personas. También tiene una página web y un canal de YouTube en el que publica contenidos gastronómicos variados y que recientemente estrenó.

Antes de lograr todo esto, Natalia tuvo que tomar una decisión radical. Tras graduarse de la universidad como psicóloga, vivió dos años de incertidumbre al no encontrar trabajo en su campo, pero encontró en el modelaje una forma de generar ingresos. Un día, cansada de la rutina de trabajar en algo que no le llenaba completamente, renunció para dedicarse 100 % a generar contenido gastronómico en redes sociales y hacer de él su proyecto de vida. 

'En ese momento vivía con mis papás y me pude dar el lujo de renunciar. Ellos me dieron apoyo en todo. Al principio invertía bastante porque yo salía a comer, pagaba todas mis cuentas, y duré dos años creando el contenido, dándome a conocer tanto en la comunidad como en las marcas y restaurantes. Todo poco a poco fue cogiendo forma, pero nunca me imaginé llegar a donde estoy; sé que aún me falta mucho por alcanzar'.

Este 25 de julio su cuenta cumplirá cuatro años desde su creación. Esta cartagenera, de 29 años, primero tuvo que ganar la confianza para que su contenido obtuviera la credibilidad necesaria para sostenerse. Se encargaba de contactar a los restaurantes, visitarlos y gestionar los permisos para grabar y tomar fotografías dentro del lugar. Natalia resalta que 'nunca le ha gustado nada gratis' y 'siempre' va con la intención de pagar cada plato que degusta. Sin embargo, por su actual posicionamiento, ahora son las marcas quienes la buscan para trabajar y le ofrecen sus platos para que los muestre en su cuenta de Instagram.  

'A lo largo de estos años no solo me he concentrado en perfeccionar mi contenido, sino que también estoy muy presente en las relaciones con mi comunidad, que para mí no son seguidores, sino como mis amigos. Siempre estoy pendiente de estar con ellos, de responder los mensajes. No me ven como una influencer más'.

Más que el reconocimiento, a esta foodie (apasionada por la comida) cartagenera le importa que su contenido 'sea orgánico y natural'. No le gustan las apariencias y, desde sus inicios, ha tratado de ser honesta con su público, pues sabe que lo que ella publica genera un impacto en su audiencia que se motiva a visitar los lugares y platos que recomienda.

Para Natalia 'no hay mayor placer en la vida que comer'. Disfruta de la variedad gastronómica, pero destaca entre sus favoritas la cocina asiática. Según ella, 'no hay una mejor manera de conocer la cultura y el lugar que a través de la gastronomía'