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Dos años le tomó a Gabriel Eisenband retratar 46 parques nacionales de Colombia, que hacen parte de su libro Parques naturales de Colombia. El barranquillero, que desde 2002 decidió enfocarse en la fotografía ambiental, no solo ha cultivado éxitos con su libro, sino también con otros trabajos que lo han hecho merecedor de uno de los premios más importantes de fotografía a nivel mundial.

Desde niño Gabriel salía a pescar con su abuelo, quien siempre llevaba una cámara, y dice que tal vez esa fue la semilla que se implantó en él para estar cerca de la naturaleza.

Con el paso de los años Gabriel siguió desarrollando su gusto por la fotografía y aunque no tenía un enfoque claro, con la primera cámara que le regaló su abuelo, Jaime Gontovnik, recorría las calles de Barranquilla para retratar lo que más le atraía en aquel tiempo.

'En 1993 mi abuelo me regaló una Nikon N90S y con esa cámara yo me la pasaba en el Centro de Barranquilla tomándole fotos a los vendedores y a la gente que iba por la calle. En ese momento eso era lo que me llamaba la atención', recuerda Gabriel.

Ocho años después de tener su primera cámara decidió practicar senderismo, actividad que lo llevó a 'enamorarse' de los paisajes y a incursionar en la fotografía ambiental.

'Por ahí en el 2001 comienzo hacer senderismo, subí a Ciudad Perdida e hice varios planes que me gustaron mucho. Disfruté de la sensación de libertad, la exigencia física y comencé a llevar mi cámara para poder compartir con mis familiares y amigos esas experiencias. Ahí le fui cogiendo el gusto y me fui metiendo cada vez más en el tema'.

Con la claridad de que quería dedicarse a fotografiar la naturaleza, Gabriel empezó a explorar varios rincones del país, uno de ellos fue la Sierra Nevada del Cocuy, más exactamente el Ritacuba Blanco, el pico más alto de la Cordillera Oriental colombiana. Allí tomó la foto que lo llevó a ganar en la categoría Plantas el Wildlife Photographer of the Year 2020.

'Yo no participo mucho en concursos, pero un amigo me motivó hacerlo y lo hice como para ver qué pasaba. Cuando me llegó el correo que había sido seleccionado como ganador, de la emoción lo tuve que leer unas dos o cuatro veces porque quería estar seguro de que estaba leyendo bien (risas)'.

Para el fotógrafo haber sido el primer colombiano en ganar este ‘Óscar’ de la fotografía es 'un reconocimiento súper lindo' a su trabajo.

'Yo llevo trabajando seriamente en esto hace unos 15 años, así que es muy lindo que reconozcan la labor que se hace de puro corazón. La sensación es muy bonita porque de verdad es una foto única, no fue planeada, fue algo que simplemente ocurrió porque yo quería una foto de un bonito atardecer y no hubo'.