La publicidad tiene como una de sus principales herramientas la exposición constante de un mensaje para generar recordación y llevar al usuario a la adquisición de un producto o servicio. Desde el número de impactos al que se exponga un usuario de dicha publicidad, se puede calcular el nivel de recordación y su posible comportamiento comercial.
Quise poner este ejemplo inicial para decirnos como sociedad que los medios de comunicación locales, nacionales y globales nos han sobre expuesto a un mensaje claro: tarde o temprano el corrupto cae.
Lo hemos escuchado en radio, lo hemos leído en la prensa digital o impresa, lo hemos visto en los medios audiovisuales. A través de la comedia lo han pintado en forma de comic, lo han viralizado como memes digitales, así que mejor campaña social no han podido hacer los medios de comunicación para advertir que en esta vida, el bandido termina pagando sus actos indebidos.
Piénsalo desde la localidad, desde la nacionalidad o míralo desde el plano global, pues aunque ese que estás pensando que aún no cae, te lo aseguro que carga sobre sus hombros un espasmo constante y lleva una vida tortuosa por cárcel, pues nada más grato que llevar una vida con verdadera paz interior, y aunque no estén tras las rejas, los bandidos terminan teniendo una vida hipotecada a la infelicidad como fruto de sus actos indebidos.
'Después no diga que no le avisamos' es una frase con la que crecimos varias generaciones; hasta la tarareamos con tonito mejicano, aprendido de los populares hermanos Gasca, esos que se iban un día y terminaban yéndose tres meses después.
Quienes tengan aspiraciones de abundancia y prosperidad económica, que lo hagan sin codear a nadie, sin hacer torcidos para llegar donde desean, más bien que le pongan creatividad innovadora para servir masivamente a la construcción de una mejor sociedad, pero que no vengan con el descaro de decir que nadie les advirtió que meterse a hacer plata, actuando de manera indebida, no iba a terminar pagando sus consecuencias, pues es claro que el que se mete con algo que huele a raro, termina embarrado.
Soñemos en grande, tengamos anhelos de crecimiento, pensemos en prosperidad financiera, carajo, pero sea lo que sea, que no tenga ni asomo a su puerta, el vestigio de la corrupción, porque esa es la clase de virus que si le damos la mano para saludar, nos coge el brazo y por ahí se nos irriga hasta hacer metástasis.
Por nada del mundo tenemos que caer en ser los siguientes, ya el plan de perseguidos queremos que se acabe, es mejor engrosar el mayoritario grupo de los honestos, ese que brinda más rentabilidad y nos garantiza la sostenibilidad de vida.