Compartir:

El Gobierno brasileño endureció el tono al exigir a EEUU y a sus aliados que cesen sus operaciones de espionaje al país suramericano, que, en opinión de la presidenta Dilma Rousseff, tienen 'motivos económicos' y se han centrado en sectores estratégicos como el minero y petrolero.

Las principales quejas del Ejecutivo presidido por Rousseff se dirigieron hacia Canadá, por su supuesta participación directa en el espionaje al Ministerio brasileño de Minas y Energía, lo que fue revelado por la televisión Globo basándose en documentos de Edward Snowden.

El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, convocó al embajador canadiense, Jamal Khokhar, y le manifestó su repudio a esa 'grave e inaceptable violación de la soberanía'.

EFE