El papa Francisco respondió a las acusaciones de que ha ignorado las quejas por los abusos sexuales por parte de sacerdotes y creó una comisión de expertos que asesore a la Santa Sede para proteger a los niños de los sacerdotes pedófilos y ayudar a las víctimas.
Sin embargo, se desconoce si los integrantes de la comisión asumirán uno de los problemas medulares detrás del escándalo de abuso sexual en la Iglesia Católica: la rendición de cuentas de los obispos que protegieron a sacerdotes pedófilos.
El cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, anunció ayer la creación del panel al término de la reunión de Francisco con los ocho cardenales que lo asesoran sobre el gobierno de la Iglesia y la reforma de la burocracia vaticana.
Boston fue epicentro de un escándalo de abusos sexuales por parte de prelados que estalló en 2002 en Estados Unidos.
O’Malley dijo a la prensa que la comisión, que estará integrada por expertos internacionales en abuso sexual tanto laicos como religiosos, estudiará los programas existentes para proteger a los niños, mejorar la supervisión a los sacerdotes, capacitar al personal de la Iglesia y sugerir iniciativas que pondrán en marcha la Santa Sede al interior del estado de la Ciudad del Vaticano y los obispos en el mundo.
El anuncio de la iniciativa fue sorpresivo y pareciera que se armó en forma presurosa como si Francisco quisiera mandar un mensaje de endurecimiento en el contexto de las interrogantes acerca de qué tan comprometido está en el combate al abuso.
Los comentarios del papa a obispos holandeses parecieron en el sentido de que se necesitaba ayudar a las víctimas a sanar parecieron tibios, además del hecho de que no se haya reunido con las víctimas del abuso sexual mientras muestra gran compasión hacia los débiles.