El Ejército israelí inició una ambiciosa operación terrestre en Gaza, la segunda desde que el grupo islamista Hamás se hiciera con el control total de la Franja en 2007.
Fuentes militares explicaron que carros de combate y otros vehículos blindados comenzaron a cruzar la frontera, protegido por misiles de la Fuerza Aérea y de la Marina de Guerra.
Nada más producirse, responsables de Hamás advirtieron a Israel que se topará 'con una dura resistencia, plagada de sorpresas' y que 'pagará un alto precio' por su decisión.
Según el Ejército israelí, el objetivo de la misión, para la que han sido movilizados otros 18.000 soldados, es destruir la capacidad militar de las milicias islámicas, en particular la supuesta red de túneles y las lanzaderas de cohetes, que durante los últimos diez días han disparado más de un millar de proyectiles.
Para ello, dice haber movilizado miles de tropas de infantería, cientos de tanques y vehículos blindados, unidades de zapadores y del cuerpo de ingeniería, especializados en la voladura de subterráneos.
'El objetivo es mermar las capacidades militares de Hamás. No se ha definido el objetivo de derrocar el gobierno de Hamás', afirmó el teniente coronel Peter Lerner, portavoz militar para medios extranjeros, en conversación telefónica con un reducido grupo de periodistas.
La incursión se produjo tras diez días de intensos bombardeos aéreos sobre la Franja, en los que han muerto más de 240 personas, en su mayoría civiles, además de un israelí y de seis horas de alto el fuego humanitario exigido hoy por la ONU.
Y comenzó a través del norte, en particular en dirección a los barrios de Beit Lahia, Beit Hanun, y Zaitum, que en los días previos el Ejército israelí había pedido a la población que abandonara porque había 'riesgo para su vida'.
A este respecto, Lerner dejó entrever que el primer objetivo de esta segunda fase de la operación ‘Filo Protector’ es la destrucción de los sofisticados túneles que las milicias palestinas han cavado estos últimos años entre la franja e Israel.
Para Israel estos corredores subterráneos representan una amenaza mucho mayor que la de los cohetes, por el temor de que esos comandos se adentren en poblaciones civiles para cometer un atentado o secuestrar a israelíes.
Por uno de estos túneles tres milicias consiguieron secuestrar en 2006 al soldado israelí Guilad Shalit, canjeado cinco años después por un millar de presos palestinos.
La fuerza terrestre que comenzó a adentrarse en la franja está respaldada por los servicios de inteligencia, la marina de Guerra y la Fuerza Aérea, que en los últimos diez días ha lanzado cerca de 2.000 ataques contra la Franja, y destruido más de 200 viviendas y edificios civiles.
En los últimos días el Ejército israelí había llegado a acantonar alrededor de Gaza a varias brigadas, y según Lerner, se va a pedir al Gobierno que eleve el número de reservista convocados más allá de los 48.000 autorizados hasta ahora.
Cerca de 120 cohetes fueron lanzados contra territorio israelí en las últimas horas, más de 70 de ellos después de que concluyera la tregua humanitaria, sin causar víctimas.