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Rebeldes chiíes respaldados por partidarios del ex presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh, tomaron ayer la tercera mayor ciudad del país, Taiz, y su aeropuerto, dijeron funcionarios de seguridad y militares del país, mientras miles de personas salían a las calles en señal de protesta.

Si los rebeldes mantienen el control de la ciudad, la capital de la provincial más poblada del país, supondría un importante revés para el atribulado presidente Abed Rabbo Mansur Hadi, que estableció su gobierno en la ciudad sureña de Aden, a solo 140 kilómetros (85 millas) de distancia tras huir de la capital Saná —también controlada por los insurgentes— el mes pasado.

La ofensiva se produce un días después de que los rebeldes, conocidos como Hutíes, hicieran un llamado general para unirse a la lucha contra las fuerzas leales a Hadi, que había pronunciado un desafiante discurso contra los insurgentes, su primer mensaje público desde que abandonó Saná.

El teniente coronel Hamud al-Harathi, comandante de las unidades de las fuerzas especiales establecidas en Taiz, rechazó a Hadi como presidente legítimo. Mientras, miles de personas se manifestaron en la ciudad contra los hutíes y Sale, haciendo que los rebeldes dispersaran la marcha con disparos al aire y golpeando a los asistentes con garrotes.

Los rebeldes chiíes irrumpieron en Saná en septiembre y ahora, además de la capital, controlan nueve de las 21 provincias del país.

La agitación ha socavado la capacidad de Yemen para combatir a al-Qaida en la península Arábiga, el objetivo de un programa de drones de Estados Unidos, y el país se enfrenta además a una supuesta formación afiliada al grupo extremista Estado Islámico, que reclamó la autoría de un ataque suicida que mató al menos 137 personas el viernes.