Después de dos noches con toque de queda sin mayores problemas, las autoridades de Baltimore enfrentaban las crecientes expectativas del público sobre si deciden procesar de inmediato a los seis agentes de policía implicados en la detención de un hombre negro, que murió por las lesiones aparentemente sufridas mientras estaba bajo custodia de las autoridades.
En un esfuerzo por ser transparentes, las autoridades indicaron a los habitantes de la ciudad que tenían previsto entregar el viernes las conclusiones de una investigación policial sobre la muerte de Freddie Gray a un fiscal del estado. La muerte de Gray por una lesión de la columna vertebral después de su detención el 12 de abril fue el detonante de los disturbios del lunes, los peores que sufre la ciudad desde 1968.
La fiscalía analizará la información y decidirá cómo proceder, señalaron las autoridades.
Pero los manifestantes en las calles y los estudiantes de secundaria que se reunieron el miércoles con la alcaldesa, Stephanie Rawlings-Blake, han dicho que circulan rumores sobre alguna clase de 'veredicto' el mismo viernes.
'Quedó muy claro (...) que la gente experimentó un malentendido', dijo la alcaldesa.
Tanto Rawlings-Blake como el jefe de la Policía de Baltimore, Anthony Batts, pasaron buena parte del miércoles tratando de explicar que el caso no tendría una resolución final el viernes.
También el abogado de la familia de Gray, Hassan Murphy, subrayó esta idea, y afirmó que 'esta familia quiere justicia, y quiere justicia que llegue en el momento adecuado, y no demasiado pronto'.
'Al margen del tiempo que necesite la fiscalía para tomar esa decisión, la familia quiere que lo haga bien', dijo la alcaldesa. Tanto ella como el comisionado de policía Anthony Batts pasaron gran parte del día dando explicaciones.
La policía municipal dice que persiguió a Gray cuando huyó tras establecer contacto visual con un agente en un barrio con problemas de drogas. Los agentes lo derribaron sobre la acera y lo colocaron en un furgón policial donde le pusieron grilletes en los pies. En algún momento del trayecto sufrió una grave lesión medular. Los seis agentes que participaron en la detención fueron suspendidos con sueldo durante la investigación penal.
El jefe policial Batts dijo en una entrevista con la emisora de Baltimore WJZ-TV que un segundo hombre que estaba también en el vehículo escuchó a Gray decir que lo estaban golpeando, pero agregó que el individuo indicó que no vio a nadie lastimar a Gray.
La alcaldesa y otras figuras públicas trataron de centrarse en lo positivo el miércoles, elogiando a los vecinos por respetar el toque de queda entre las 10 de la noche y las 5 de la madrugada, que entró en vigor el martes por la noche para intentar evitar una repetición de los episodios de violencia del lunes por la noche. El segundo toque de queda terminó a las 5 de la madrugada del jueves sin que se registraran incidentes de importancia.
'Las cosas se ven muy bien hoy', dijo el miércoles el gobernador, Larry Hogan, en una rueda de prensa. 'Ayer, las cosas se veían mucho mejor que el día anterior. Hoy se ven mejor que ayer, así que estamos haciendo muchos progresos'.
En toda la ciudad había indicios de que la vida volvía a la normalidad. Las escuelas reabrieron y los autos circulaban como siempre por las calles despejadas de escombros.
Pero las protestas extendidas el miércoles por la noche —no sólo en Baltimore, sino en varias ciudades como Boston, Nueva York y Washington DC— dejaron claro que las tensiones derivadas del caso están lejos de desaparecer.
Aunque las manifestaciones fueron en su mayoría pacíficas, la policía detuvo a mucha gente, como 16 personas en Baltimore y 60 en Nueva York.
La muerte de Gray se suma a otros casos muy publicitados en todo el país en los que hombres negros murieron tras encuentros con la policía.
También se registraron protestas similares tras las muertes de Michael Brown en Ferguson, Missouri; y Eric Garner en Nueva York el año pasado, así como por la muerte este mes de Walter Scott en Carolina del Sur. Scott murió baleado por la espalda por un agente blanco que ha sido acusado de asesinato.