El Tratado de Versalles, firmado entre los Aliados y Alemania, en el suburbio francés de Versalles, el 28 de junio de 1919, dio como terminada la Gran Guerra y dejó sembradas las semillas para la otra conflagración. Por este tratado, Alemania fue devastada militar, territorial y económicamente. Lo anterior trajo como consecuencia un sentimiento nacionalista en contra del tratado que fue aprovechado por un oscuro soldado austríaco llamado Adolfo Hitler. Luego de convertirse en líder del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, Partido Nazi, y tras el fallido Golpe de Munich (1923), Hitler fue encarcelado y aprovechó este tiempo para escribir su libro 'Mein Kampf' (Mi lucha), donde exponía su ideología pangermánica, antijudía, racista y anticomunista. En 1933 llega al poder luego de ganar las elecciones. Se convierte en Canciller y, tras la muerte del Presidente Haidenburg, se proclama Führer. Desde esta posición crea el Tercer Reich y comienza a aplicar al pie de la letra todas las convicciones ideológicas descritas en su libro, agregándole su teoría del 'lebensraum' (espacio vital hacia el Este) que Alemania necesitaba para poder subsistir. Hitler exacerba al pueblo alemán en contra de las reparaciones y exalta la raza aria, elegida por él para dirigir al mundo. Mientras tanto, los países europeos occidentales, como Francia y Gran Bretaña, se mantenían al margen de todo lo que sucedía con Hitler y su gobierno. Para nadie era un secreto que sus intenciones políticas se fundamentaban en la utilización de la maquinaria militar alemana para tratar de acabar con el bolchevismo soviético. Hitler no se queda en palabras: el 1 de septiembre de 1939 invade Polonia. Francia y Gran Bretaña le declaran la guerra a Alemania dando comienzo, así, a lo que en Historia se conoce como la Segunda Guerra Mundial. En abril de 1940, el ejército alemán invade Dinamarca y Noruega. En mayo del mismo año se toma a los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. Hitler entra triunfante a París el 22 de junio de 1940. Y, finalmente, le llega la hora a la Unión Soviética, lo que en el fondo perseguían las potencias occidentales. La Unión Soviética sabía que el enemigo a derrotar era Alemania y entendía perfectamente a qué jugaban Francia y Gran Bretaña; sobre todo, esta última. En tal situación, y para ganar tiempo con Hitler en sus fronteras, Stalin firma con Alemania el Tratado de no agresión Molotov-Ribbentropp, el 23 de agosto de 1939. El 22 de junio de 1941, sin declaratoria de guerra y llevando al campo de batalla la 'Operación Barbarossa', Hitler invade la Unión Soviética con un ejército de 4 millones de soldados, y en un frente de 2900 kilómetros de ancho. Las fuerzas alemanas lograron incursionar a lo más profundo del país, tomando casi sin resistencia las repúblicas del báltico, Bielorusia y Ucrania, llegando a pocos kilómetros del Kremlin. La Batalla por Moscú ocupa un espacio muy especial en la historiografía de la Gran Guerra Patria, como se conoce en Rusia la invasión nazi a la Unión Soviética. Para no tener que mantener a una población de 3 millones de habitantes, las Wehrmacht sitió la ciudad de Leningrado -ciudad de Lenin y actual Saint Petersburgo- que duró 900 días. Millones de personas murieron de hambre, sed y frío. Contraataque soviético Con las tropas soviéticas a las puertas de Berlín, Hitler, el otrora todopoderoso Führer Nazi, decide suicidarse junto con su esposa Eva Braun, el 30 de abril de 1945. Alemania firma su capitulación ante los Aliados Occidentales el 7 de mayo de 1945, y ante la Unión Soviética, en Berlín, el 8 de mayo del mismo año. Según W. van Mourik, el país que más pérdidas humanas tuvo durante la Segunda Guerra Mundial fue la Unión Soviética con un total aproximado de 25 millones de caídos. Le sigue China con 18 millones y, en tercer lugar, Alemania con 8 millones. Varias investigaciones coinciden en que, durante el Holocausto, el número de judíos sacrificados fue, aproximadamente, de 6 millones. Es preocupante que, frente a los recientes acontecimientos entre Occidente y la Federación de Rusia, algunos jefes de Estado se nieguen a asistir al Aniversario de la Gran Victoria. La intención es reaprender y no fomentar nunca más conflagraciones que causen dolor a la humanidad. La Guardia de Honor del ejército chino participará en este evento, por primera vez, demostrando así la solidaridad con el pueblo ruso, lo cual no significa una reafirmación de apoyo a un gobierno específico. El segundo frente Desde el primer minuto de la invasión de Hitler a la Unión Soviética, el Kremlin estuvo solicitando a los Aliados que abrieran un segundo frente en Occidente para aliviar el peso de la agresión nazi, pues Hitler tenía que dividir sus fuerzas en dos flancos. Los líderes de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos habían declarado la guerra a los países del Eje, luego del ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Según muchos historiadores soviéticos, los llamados Aliados no se apuraban en enfrentarse a Hitler, pues esperaban que los dos países, Alemania y la URSS, se desangraran en la guerra y así, más adelante, entrar a liberar al mundo de los totalitarismos de izquierda y de derecha. Pero las cosas no caminaron de esa forma. El frente fue abierto el día 6 de junio de 1944, poniendo en marcha la operación 'Overlord', la invasión a Normandía, más conocido como el 'Día D'.