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El papa Francisco cargó ayer contra las ideologías que dijo 'terminan mal' y tienen 'una relación enferma con el pueblo', en su discurso a los representantes de la sociedad civil en Paraguay, última etapa de su gira por Latinoamérica.

'Las ideologías terminan mal, no sirven, las ideologías tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo', dijo.

Por eso, 'en el siglo pasado las ideologías terminaron en dictaduras, piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo', lamentó en el Estadio Leon Condou, en el que estaba presente el presidente paraguayo, Horacio Cartes.

En un discurso apasionado y en parte improvisado, y que fue interrumpido numerosas ocasiones, el papa hizo referencia a alguien que le pidió su intercesión por 'un soldado que estaba secuestrado por el ejercito'.

Entre los paraguayos se comentó que se podría referir al policía secuestrado hace casi un año por el grupo terrorista del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)

'Yo no sé si es verdad, si es justo o no es justo, pero uno de los métodos que tenían las ideologías a las que me refería era la de apartar a la gente con el exilio, con la prisión, con los campos de exterminio, nazis o estalinistas', explicó.

Y entonces Bergoglio 'pidió juicios rápidos y claros, juicios nítidos'.

Otro de los temas sobre los que Francisco arremetió tras oír las preguntas que le propusieron seis personas (campesinos, indígenas, una empresaria y un político) fue el 'chantaje' del que dijo 'es una forma de corrupción' y 'que también dejan sin libertad a las personas'.

'La corrupción es la polilla. Es la gangrena de un pueblo', dijo, arrancando otro fuerte aplauso, y continuó afirmando que 'ningún político puede cumplir su rol si está chantajeado'.

Recordó que la corrupción y el chantaje 'se dan en todos los pueblos del mundo', pero que si se quiere unidad 'tiene que desterrarlo'.

A los paraguayos les dijo: 'Estoy convencido que tienen la fuerza mas grande que existe. Es ese ser del pueblo paraguayo que le distingue de las demás naciones del mundo'.

Para concluir, después de las duras palabras que lanzó, Francisco matizó: 'Que nadie piense qué bien lo que dijo el papa a fulano', pues 'entonces se equivoca', porque hay que pensar siempre 'me lo dijo a mi'. Efe