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Centenares de refugiados protestaron ayer por segundo día ante la estación Keleti de Budapest con gritos de '¡Libertad, libertad!' para solicitar que les dejen embarcar en trenes con destino a Europa Occidental, mientras que miles de húngaros clamaron en la calle contra la política migratoria del Gobierno.

Unas 4.000 personas convocadas por la red de ayuda a los refugiados Migration Aid se manifestaron contra las políticas de mano dura del Gobierno conservador húngaro.

El lema de la convocatoria era 'No en mi nombre' y criticaba la batería de propuestas legales –que se empezará a debatir hoy en el Parlamento– que fija penas de tres años de cárcel por entrar de forma ilegal en el país y permite la movilización del Ejército en la vigilancia de la frontera.

El Gobierno nacionalista húngaro, que ha vinculado la inmigración ilegal con un incremento de la criminalidad y el terrorismo, tiene una amplia mayoría absoluta en el Legislativo, por lo que se espera que las medidas sean aprobadas con celeridad.

'Somos húngaros y queremos decir a Europa que nos avergonzamos de lo que está haciendo nuestro Gobierno con los refugiados', dijo a Efe una de las manifestantes, Henrietta, de 40 años.

También participó en la manifestación Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, que criticó en declaraciones a Efe que 'Hungría es la ejemplificación máxima de la Europa-fortaleza'.

El primer ministro magiar, Viktor Orbán, se reunirá con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, un encuentro que algunos refugiados aguardan con expectativa por si pudiera abrir la puerta a algún acuerdo que les permita abandonar Budapest.

El caos reinante en los alrededores de Keleti y la desesperación de más de un millar de fatigadas personas que duermen al raso, con apenas unas mantas o cartones sobre el suelo, se ha convertido en el último símbolo de una crisis migratoria que ha desbordado a Europa.

La imagen de menores de corta edad o incluso bebés durmiendo en condiciones miserables, o la de mujeres en avanzado estado de gestación sin asistencia médica especializada son estampas impropias de los valores que dice defender la Unión Europea.

Para paliar la situación, el Ayuntamiento de Budapest anunció la construcción de un espacio para mil personas con servicios básicos en las cercanías de la estación. Efe