Los analistas estadounidenses de operaciones especiales habían reunido información de inteligencia sobre un hospital en Afganistán días antes de que fuera destruido en un ataque norteamericano porque creían que lo utilizaba un operador paquistaní para coordinar actividades del Talibán, se ha enterado The Associated Press.
Se desconoce si los comandantes que lanzaron el ataque con un helicóptero artillado AC-130 contra el hospital —donde murieron al menos 22 pacientes y personal médico— sabían que el blanco era una clínica o si tenían conocimiento de las afirmaciones de que en el lugar se efectuaba presuntamente actividad enemiga.
El Pentágono dijo inicialmente que la incursión tuvo como propósito la protección de los efectivos estadounidenses que combatían en la zona y desde entonces ha dicho que se trató de un error.
Los analistas de operaciones especiales habían elaborado un expediente que incluía mapas con el hospital marcado en un círculo, acompañado de indicaciones de que los organismos de inteligencia rastreaban la ubicación del agente paquistaní e informaciones sobre actividades detectadas con vigilancia aérea, según un exfuncionario de inteligencia enterado de la documentación.
La información de inteligencia dejaba entrever que el hospital era utilizado como un centro de control y mando del Talibán y podría ser un depósito de armas pesadas.
Después del ataque, ocurrido durante una batalla para expulsar al Talibán de la ciudad afgana de Kunduz, en el norte, algunos analistas determinaron que la incursión fue justificada, dijo el exfuncionario.
Los analistas concluyeron que el paquistaní, que trabajaba para la dirección del Inter-Servicio de Inteligencia de su país, fue aniquilado en la operación.
No se ha presentado públicamente prueba alguna que indique la muerte del paquistaní, en tanto que Médicos Sin Fronteras, la organización internacional que dirigía el hospital, dijo que ninguna persona de su personal provenía de Pakistán.
El exfuncionario de inteligencia solicitó el anonimato porque no está autorizado a hacer declaraciones sobre el particular.
El principal oficial estadounidense en Afganistán, el general John Campbell, ha dicho que el ataque fue un error, pero no ha explicado exactamente cómo sucedió ni quién dio la autorización final para que lo realizaran.
Campbell dijo asimismo al Congreso que había ordenado a todo el personal en Afganistán que fuera adiestrado nuevamente sobre las normas que rigen las circunstancias para que un ataque sea considerado aceptable.
Los nuevos detalles sobre las sospechas de las fuerzas armadas de que el hospital era utilizado para otros fines que no eran los médicos complican un panorama de por sí turbio y se suman a las interrogantes sin respuesta sobre uno de los peores incidentes de la guerra en Afganistán en que hayan muerto civiles.
Aumentan también la posibilidad de una falla en el intercambio de inteligencia y en las comunicaciones en toda la cadena de mando militar.
'Como ha dicho el general Campbell, jamás atacaríamos intencionalmente una instalación médica protegida', declaró Peter Cook, portavoz del Pentágono, en un comunicado.
'Tenemos confianza en que las actuales investigaciones sobre este trágico incidente descubran con exactitud lo sucedido y por qué fue atacado por error ese hospital', apuntó.
El presidente estadounidense Barack Obama ha ofrecido sus disculpas, pero Médicos Sin Fronteras ha solicitado una investigación internacional.