París. Activistas medioambientales, entre otros, depositaron el domingo zapatos en las calles de París para pedir a los más de 140 líderes mundiales que participarán el lunes en el inicio de la Cumbre del Clima de París que alcancen un pacto que ralentice el calentamiento global.
Una gran marcha organizada por activistas para el domingo fue prohibida por el estado de emergencia impuesto en Francia tras los ataques del 13 de noviembre, que dejaron 130 muertos en París. La cumbre, a cuya inauguración asistirán los presidentes de Estados Unidos, Rusia y China, está rodeada de fuertes medidas de seguridad.
En su lugar, grupos ecologistas celebran manifestaciones en otros puntos fuera del país y algunos activistas colocaron zapatos en la Plaza de la República para representar las limitaciones al derecho de manifestación.
Un centro de conferencias casi vacío parecía tener más personal de seguridad que negociadores, mientras las delegaciones de los países y la prensa comenzaban a llegar a la sede donde se esperan dos semanas de intensas negociaciones.
Las pláticas formales entre autoridades de menor nivel comenzarían el domingo en la noche. El lunes, se espera la llegada de más de 140 líderes para hablar de sus compromisos para combatir el cambio climático y reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Negociadores de 196 países buscan un acuerdo que reduzca las emisiones a las que se atribuye el calentamiento global para limitar el aumento del nivel del mar y los climas cada vez más extremos que ya amenazan a poblaciones en todo el mundo.
La seguridad armada se nota en todas partes en el centro Le Bourget donde se llevarán a cabo las negociaciones.
Por otra parte, líderes tribales de diferentes grupos indígenas de todo el mundo tienen previsto realizar una ceremonia de recuerdo el domingo cerca del sitio donde tuvieron lugar los ataques extremistas.
Los activistas piden que de la conferencia sobre clima auspiciada por la ONU, que se celebra entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre, salga una importante reducción de las emisiones y ayudas a los países más pobres para que puedan enfrentar las consecuencias del calentamiento global.