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La crucial cumbre climática en París se extenderá al menos hasta el sábado en lugar de terminar el viernes como estaba previsto, mientras los diplomáticos tratan de superar sus diferencias sobre cómo —en su caso— se repartirán los gastos de combatir el cambio climático y adoptar energías limpias a escala global.

Los negociadores de más de 190 países intentan hacer algo sin precedentes: alcanzar un acuerdo para que todos los países reduzcan las emisiones de dióxido de carbono provocadas por la actividad humana y adaptarse a la subida del nivel del mar y el aumento de los fenómenos climatológicos extremos causados por la actividad humana.

EL secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, entraba y salía de diversas salas de reunión por la noche, cuando los delegados se dividieron en grupos más pequeños para reducir sus diferencias.

Al detenerse las conversaciones poco antes de las 6 de la mañana (0500 GMT) del viernes, el ministro francés de Exteriores Laurent Fabius, coanfitrión de la reunión, marcó como objetivo conseguir un acuerdo final el sábado.

Estaba previsto que las negociaciones, que culminan años de esfuerzos liderados por la ONU para alcanzar un pacto climático a largo plazo, terminaran el viernes después de dos semanas.

Las conferencias climáticas de la ONU suelen superar su fecha límite, dado lo complejo y sensible de cada palabra incluida en un acuerdo internacional y sus consecuencias para las economías nacionales.

'No presentaré el texto el viernes por la noche, como creía, sino el sábado por la mañana', dijo Fabius señaló por la mañana en la televisora BFM. 'Aún hay trabajo por hacer', afirmó. 'Las cosas marchan en la dirección correcta'.

Fabius comentó que quería consultar a varios grupos negociadores para que 'este sea de verdad un texto... que venga de todos'.

'Esto representa a todos los países del mundo y es completamente normal que lleve un tiempo, así que lo moveremos'.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, regresó a la conferencia el viernes por la mañana y se reunió con el ministro chino de Exteriores Liu Zhenmin y su enviado climático Xie Zhenhua, mientras las negociaciones entraban en sus últimas fases.

Los negociadores de China, Estados Unidos y otras naciones regateaban sobre cómo compartir la carga sobre la lucha del cambio climático. Algunos delegados dijeron que el nuevo borrador presentado por Fabius el jueves por la noche permite que los países ricos traspasen su responsabilidad al mundo en desarrollo.

'Vamos hacia atrás', dijo Gurdial Singh Nijar, de Malasia, que dirige un grupo de países que han adoptado una dura posición en este aspecto. India, China y Arabia Saudí forman parte del grupo.

Alcanzar un acuerdo que recorte las emisiones de dióxido de carbono a largo plazo es importante para el mundo corporativo, y por lo tanto es importante conseguir un amplio acuerdo, señaló el economista y experto en clima lord Nicholas Stern.

'Los que hagan inversiones ahora podrán tener mucha más confianza ahora en que será rentable' si lo hacen en proyectos de bajas emisiones, señaló, mientras que la inversión en proyectos de altas emisiones conllevará un riesgo financiero, apuntó el economista.

Brasil dice que la diferenciación en el acuerdo climático no es negociable

Brasil considera que el principio de 'diferenciación' entre países desarrollados y en desarrollo, entre los que se incluye, 'no es negociable' en el compromiso sobre el que se discute en la cumbre climática de París (COP21).

'La diferenciación no es negociable, es una parte integral de la convención', subrayó hoy en conferencia de prensa Antonio Marconde, el embajador brasileño en la COP21.

Marconde insistió en que la diferenciación es 'muy importante' para su país y que 'se debe mantener y preservar'.

Argumentó que 'tenemos que tener la garantía de que esta cuestión esté ahí para que los países en desarrollo puedan ser más ambiciosos' en la fijación de nuevos objetivos para la reducción de emisiones causantes del efecto invernadero.

Frente a los países ricos que señalan que en los últimos años ha cambiado el escenario en el mundo en desarrollo, con algunos emergentes que ya no pueden aspirar al mismo tratamiento diferenciado que los pobres, el embajador insistió en que Brasil sigue siendo un país en desarrollo.

Para justificarlo, recordó que su país continúa afrontando retos en materia de reducción de la pobreza o en construcción de infraestructuras.

Negó que su país sea reticente a la idea de la llamada 'coalición' de más de un centenar de países que pretenden que el compromiso de la COP21 debería fijar un objetivo de aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados centígrados para finales de siglo.

Explicó que 'Brasil no es nunca reticente' y que examinan esa cuestión en profundidad.

Pero también recordó que su posición es fijar en el acuerdo un objetivo de un calentamiento no superior a los dos grados, con un camino de progresión para limitarlo a menos de 1,5 grados, todo ello en un contexto de desarrollo sostenible y de lucha contra la pobreza.

Marconde defendió igualmente que el acuerdo de la COP21 establezca 'un sistema transparente' para la verificación de las emisiones pero que 'tiene que contemplar la suficiente flexibilidad para los países en desarrollo'.