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La derrota del peronismo en Argentina y del chavismo en Venezuela ha llevado a pensar a los politólogos en un giro hacia la derecha en las preferencias políticas de los latinoamericanos. Pero, hay que analizar las razones de estos cambios electorales.

En nuestro continente los llamados partidos o movimientos de izquierda, durante la guerra fría, ocupaban en su mayoría el lugar de la extrema izquierda, con metas como la toma del poder por medio de las armas, destrucción del Estado burgués y la construcción de uno socialista, abolición de la propiedad privada.

La experiencia de los llamados países socialistas ha demostrado que Karl Marx tenía razón cuando decía que ningún modo de producción deja la Historia sin antes haber gastado todo su potencial. Y el capitalismo todavía tiene mucha tela de donde cortar antes de que la sociedad esté lista para hacer un cambio cuantitativo a uno cualitativo: del capitalismo al socialismo, al comunismo. Den Tsiao Pin, el padre de la China Moderna, entendió que los que saben dirigir la economía capitalista son los capitalistas y con su famosa frase 'No importa si los gatos son rojos o negros; lo importante es que cacen ratones', dio inicio a una nueva era en la política mundial: economía netamente capitalista, dirigida y manejada por movimientos o partidos de izquierda.

Los kirchner. De tal manera que el papel de los movimientos de izquierda al llegar al poder se resume en manejar el Estado burgués y desarrollar al máximo el modo de producción capitalista hasta que esté listo para su cambio lógico a un nuevo modo de producción, que según Karl Marx y Frederick Engels, es el modo de producción comunista.

Ahora, los Kirchner provienen del Justicialismo, un partido que en sus inicios quería seguir una línea tercerista, ni capitalismo ni comunismo; siempre ha albergado en su seno todas las tendencias del espectro político y cada uno actúa según la posición política que maneje. Por esta razón es difícil etiquetar al experimento kirchneriano como de izquierda típica. Claro, por conveniencia política era necesario que utilizaran fraseología seudorevolucionaria y se aliaron a reconocidos líderes de la misma tendencia del momento, como Chávez, Evo Morales, Correa, Ortega. Lograron mantener su caudal electoral dando prebendas políticas y económicas a la población, que desafortunadamente para ellos no se pudieron sostener hasta el final. Lo anterior, sumado a la corrupción rampante, dio como resultado la derrota de Cristina Fernández de Kirchner en las pasadas elecciones.

Chávez, militar golpista. Caso un poco diferente hay en Venezuela. Hugo Chávez llega al poder como un militar golpista que quiere salvar la democracia venezolana y liberarla de los políticos corruptos de los partidos tradicionales. Al llegar al poder hace un giro hacia la ultra izquierda y se apega al llamado 'Socialismo del Siglo XXI', que no es otra cosa que un socialismo soviético trasnochado, que la Historia se encargó de demostrar que no era viable. Hugo Chávez hace amplio uso de los multimillonarios recursos petroleros para darle a los menos favorecidos cosas que nunca antes habían tenido: salud, vivienda, educación. Con esta vieja táctica de político burgués para amarrar el voto, el chavismo asegura un poder electoral que le permitió hacer cambios radicales en la sociedad venezolana y atornillarse en el poder. Pero, al mismo momento, y sin seguir el consejo del chino Den Tsiao Pin, con sus medidas voluntaristas de expropiaciones destruyen el aparato productivo y junto con la caída en picada de los precios de los hidrocarburos, el incentivo para salir a votar en el hermano país decayó a tal punto que la derrota tiene visos de catástrofe para las filas del PSUV y en especial para el presidente Maduro.

Diferentes son los casos de Evo Morales y Rafael Correa en Bolivia y Ecuador. Estos dos líderes se han apegado a los consejos del viejo líder chino y han manejado la economía capitalista tal como es y han logrado éxitos reconocidos hasta por organizaciones nada socialistas como el Banco Mundial. Lo único que se le achaca a estos líderes es de querer perpetuarse en el poder y violación del derecho de expresión. Sobre lo primero, parece ser que Correa ya no va a ser candidato para el 2017 y lo de la libertad de expresión es bastante discutible.

Dependiendo con la lupa con que se mire hay un giro a la derecha en nuestro continente o la derrota una vez más de 'modelos importados que no son la solución' como dice Rubén Blades en una de sus canciones.

*Master en Relaciones Internacionales. Docente Programa Ciencias Políticas

Universidad Autónoma del Caribe