El principal hospital público de Bangladesh ha constituido un equipo de especialistas para intentar operar a un individuo que ha desarrollado verrugas con apariencia de cortezas de árbol en manos y pies debido a una extraña dolencia conocida como 'enfermedad del hombre árbol', informó hoy a Efe una fuente médica.
Las verrugas empezaron, hace una década, a inutilizar poco a poco las extremidades de Abul Bajandar, de 26 años y oriundo de una pequeña aldea de la provincia meridional de Khulna, que fue ingresado este sábado en el Hospital Universitario de Dacca.
'Se trata de una epidermodisplasia verruciforme, una enfermedad no contagiosa de la que apenas se conocen unos pocos casos en todo el mundo. Nunca había visto una cosa igual', afirmó el doctor Samanta Lal Sen, coordinador de la unidad de quemados y cirugía plástica del centro médico.
Según Sen, un equipo de seis cirujanos generales, dermatólogos y otros especialistas hará varios análisis 'durante las próximas dos o tres semanas' para evaluar si es posible llevar a cabo una operación quirúrgica para extirpar las verrugas.
'A priori no existe cura para la enfermedad. Nuestro objetivo es proporcionar un alivio al paciente, mejorar su condición e intentar conseguir que sus manos y pies vuelvan a ser funcionales, pues en la actualidad no puede valerse por sí mismo', subrayó.
La fuente agregó que las verrugas volverán a crecer con el tiempo.
Abul, que vive con su esposa y una hija de tres años, se ganaba la vida conduciendo furgonetas, pero tras perder la funcionalidad en las manos tuvo que dedicarse a mendigar para salir adelante, según los medios locales.
'Necesito ayuda para todas mis actividades diarias, desde comer a ir al baño. El peso (de las verrugas) hace que mis brazos cedan y el dolor aumenta cuando trato de mover las extremidades', declaró al diario local The Daily Star.
En un primer momento acudió a homeópatas de su pueblo, luego fue transferido al principal hospital de su provincia y en los últimos cinco años ha visitado en varias ocasiones a doctores de la ciudad india de Calcuta, que le acabaron confirmando que no había cura para la enfermedad y que solo tenía como alternativa operarse.