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La mayoría de analistas coinciden en que la actual etapa de la globalización está íntimamente ligada a lo que se ha denominado la 'Revolución de la Tecnología de la Información' o RTI, la cual se caracteriza por su ritmo y escala cada día mayor en el impacto sobre los procesos de conocimiento y en la formación de la fuerza laboral de trabajo que está surgiendo de las universidades y de los centros de entrenamiento laboral. En el Foro Económico de Davos 2016 la llegaron a llamar el tsunami que se aproxima, pues, según los vaticinios más sorprendentes, va a barrer con todo lo que encuentre a su paso.

Desde que el ser humano es ser racional siempre ha estado en una lucha constante por mejorar su estancia sobre el planeta Tierra. La vida humana ha estado marcada por hitos históricos que han cambiado radicalmente la subsistencia del hombre. Popularmente estos hitos son llamados revoluciones.

Las revoluciones, una a una. A diferencia de otros analistas, pensamos que la primera de esas revoluciones es el paso del humano de nómada a sedentario, porque fue el momento en que realizó instrumentos de piedra tallada que revolucionaron la producción alimentaria y cambiaron la sociedad primitiva.

La segunda revolución sobrevino cuando James Watt mejoró la máquina de Newcom y la patentizó a mediados del siglo XVIII en Inglaterra. Esta máquina potencializó la producción industrial, reemplazando mucho trabajo manual y animal y, además, un provocó un cambio profundo en la organización de la sociedad de la época: el masivo éxodo del campesinado del campo a la ciudad, su transformación en obreros libres y la urbanización de Inglaterra y el resto de Europa.

Con la entrada en la economía de nuevas fuentes de energía como el gas, el petróleo, la electricidad, y el invento y uso de nuevos tipos de medios de transporte como el tren, el automóvil y el avión, se dio la tercera revolución industrial. Con esta también ocurrieron cambios de fondo en la producción industrial y en la sociedad que no dejó piedra sobre piedra de la sociedad patriarcal que existió a principios y mediados del siglo XIX. El mundo volvió a cambiar profundamente, y avanzó tecnológicamente a pasos agigantados.

Ya en el siglo XX, las computadoras y el internet revolucionaron la vida y la sociedad del ser humano, no solo por el uso en sí de estos aparatos y de este sistema de comunicación, sino por la rapidez con que ellos mismos evolucionaron y produjeron cambios radicales en nuestra sociedad en solo una generación. A todo esto se le llamó la revolución del internet, la era de la automatización de la producción y la información inmediata desde cualquier lugar del mundo. Pero, sobre todo –y esto sería la cuarta revolución– 'instalaciones, almacenes y máquinas capaces de intercambiar información, emprender acciones y vigilarse mutuamente', tal como lo señala el periodista e investigador español, Miguel Ors Vallejo, en su texto 'Cómo Siemens promueve la Cuarta Revolución Industrial'.

Consecuencias del nuevo salto. Hay analistas políticos, económicos y técnicos que separan la próxima revolución como una independiente de la actual. La llaman también cuarta revolución: ellos no toman en cuenta el paso del humano de nómada a sedentario como una revolución industrial, y a la automatización actual la consideran como la tercera. Es cuestión de clasificaciones y de nombres. Lo más importante es que estamos frente a un nuevo salto tecnológico que va a penetrar hasta lo más profundo de las células de la sociedad para crear un nuevo mundo que hasta hoy vemos, todavía, como ciencia ficción. Principalmente para economías adormecidas por el trazo de la corrupción, que no permite ver el futuro que se desarrolla en otras geografías del globo terráqueo. ¡Pero ya están aquí!

La otra inteligencia

Los componentes de la RTI serían: inteligencia artificial, el internet de las cosas y gran información. Se estima que, en la próxima década, el 90% de las personas en el mundo estarán conectadas a la red. La inteligencia artificial va a estar en todas partes, incluyendo el cuerpo humano. Todo, literalmente, estará conectado al internet: ropa, accesorios, lentes, electrodomésticos, etc., con precios a la baja que facilitarán su adquisición. El dinero será digital e imposible de falsificar. De esto ya existen ejemplos como el bitcoin en EEUU y el onecoin en Europa. Se desarrollará la economía compartida. La impresión 3D será pan de cada día en la manufactura. Se estima, con relativa certeza, que en el año 2025 se construirá el primer automóvil manufacturado en impresión 3D.

Incertidumbre total

La masificación del desempleo llevará a mucha gente hacia la política y serán caldo de cultivo para advenedizos y falsos redentores de izquierda y derecha que prometerán el paraíso y mucho más con el fin de acceder al poder. Ya se están dando estos casos tanto en Europa, -tal los movimientos ultraderechistas en Francia, Alemania, Austria y Holanda- como en los EEUU con Donald Trump y su lema: 'Volver a hacer grande a EEUU'.