Una ironía de nuestro tiempo: el debate sobre el futuro del agua lo iniciaron los grandes conglomerados económicos, y no las Naciones Unidas, en el famoso Foro Mundial del Agua. Al comienzo, se debatía si el agua debería ser considerada 'necesidad' o 'derecho'; esto no era puramente semántico, pues, desde un comienzo desplazaron a los gobiernos en la discusión para imponer que el agua fuera calificada, al principio, como una necesidad.
Los escritores Maude Barlow y Tony Clarke, en su obra Oro Azul, afirman: 'en el umbral del siglo XXI, algo tan fundamental como el agua dejó de ser reconocido como un derecho universal por las élites políticas y económicas dominantes. Al ser declarada una necesidad, el agua ha quedado sometida a las leyes de la oferta y la demanda del mercado global, donde la distribución de los recursos se determina a partir de la capacidad de pagar'.
Parece que el ser humano se ha olvidado de que el surgimiento de la vida se realizó a partir de cuerpos unicelulares que sobrevivieron y se desarrollaron en un medio acuífero. De otra manera, habría sido imposible, tal como lo afirman muchos científicos del desarrollo de la vida. Sin embargo, hoy en día la economía global, en su afán de conquistar los mercados, ha puesto todo a la venta, incluso, ámbitos fundamentales de la vida como la salud, la educación, la cultura, la herencia y los recursos naturales, incluidos el aire y el agua. Ese es el gran absurdo de nuestro tiempo.
ALGUNAS CONSIDERACIONES
El agua es un recurso que ocupa el 75% de la superficie de la tierra. El restante 29% son los continentes; por esta razón, muchos escritores consideran el planeta como el planeta azul o el planeta agua, ya que desde el espacio se aprecia ese color que confirma la cantidad de agua que cubre la mayor parte de la superficie.
Pero no toda el agua que sabemos que existe en el planeta es apta para el consumo humano; el 97.5% del agua está en los océanos; es decir, es agua salada y no se puede beber. El restante 2.5% es agua dulce que se encuentra en los ríos, lagos, aguas subterráneas y glaciales. De ese 2.5%, el 0.4% son aguas subterráneas. De las aguas superficiales y atmosféricas, el 67.4% lo conforman los lagos de agua dulce. Queda claro, entonces, que la cantidad de agua disponible para el consumo de los seres vivos es bastante limitada: solo el 30.5% del total del agua dulce del planeta, de acuerdo con el segundo informe de Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, 2014.
PRESIÓN SOBRE EL AGUA
Para el ser humano es vital saber en qué estado se encuentra este recurso natural y si podemos contar con él en el futuro próximo. El agua dulce está sometido a una serie de presiones humanas que hacen que su existencia como líquido básico esté en constante riesgo. La primera de todas la ejerce el crecimiento de las economías, teniendo presente la combinación entre aumento de población, aumento de los ingresos por parte de las multinacionales que la explota y la expansión de las ciudades que multiplicará la demanda del agua. Mientras, la oferta cada vez será más irregular e incierta.
Según el informe de la ONU, 'Revisión de las perspectivas de la población mundial', para el 2050 la población mundial llegará a unos 9.600 millones de personas, siendo los países pobres los de mayor crecimiento. Con ello, aumentará la pobreza al igual que el uso del agua potable. Por supuesto, también la contaminación y las fuentes de recursos hídricos.
Más consecuencias
Las economías, basadas en la producción de energía con el uso de recursos fósiles, también requieren grandes cantidades de agua dulce para su desarrollo. En la producción de mercancías para el consumo –petróleo, gas y carbón– países como China e India aún no toman medidas para evitar la contaminación y la sobreexplotación de recursos hídricos, los cuales repercuten en la calidad de vida de las personas que se dedican a dicha explotación. Un nuevo actor en la extracción de recursos energéticos no renovables ha aparecido en la destrucción del agua potable del mundo: el ‘fracking’ o extracción de petróleo y gas por fractura hidráulica. Para realizarlo es necesario usar cantidades enormes de agua mezclada con ciertos químicos con el propósito de romper y liberar los hidrocarburos allí almacenados. ¿Consecuencias? Muchas, entre ellas, la contaminación, un gravísimo problema.
Más conflictos
El Banco Mundial, en el reciente informe del grupo World Bank Group, llamado ‘High and Dry (Climate Change, Water and The Economy, 2016)’, considera que la escasez de agua no solo agravará y acelerará el cambio climático, sino que, en algunas regiones del mundo, podría costar hasta el 6% de su PIB causando graves impactos, especialmente en África Central y el Este de Asia. La escasez de agua empeorará en regiones como el Medio Oriente y el Sahara en África. Además, tendrá consecuencias al aumentar las migraciones, la escasez de alimentos, y alterar los sistemas ambientales donde el crecimiento económico causará estragos por sequías que se convertirán en catalizadores de potenciales conflictos internacionales.