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El Parlamento alemán aprobó ayer por practica unanimidad una resolución que reconoce como genocidio las masacres de armenios cometidas hace más de un siglo por el imperio otomano, decisión que abrió una nueva crisis diplomática entre Berlín y Ankara.

El texto reconoce como ‘genocidio’, término que rechaza Turquía, la muerte de entre 800.000 y 1,5 millones de personas de las minorías cristianas de Armenia en las matanzas de 1915, así como la responsabilidad alemana en ellos, como país aliado por entonces con el Imperio Otomano.

Tras conocer su aprobación, el presidente turco, Recep Tayyip, Erdogan, se apresuró a afirmar, como ya había advertido previamente, que esta decisión 'afectará seriamente a las relaciones entre Alemania y Turquía'.

Como primera reacción, anunció la llamada a consultas de su embajador en Berlín, Hüsein Avni Karslioglu, que había asistido al debate desde la tribuna de invitados del Bundestag, en la que también estuvo el embajador de Armenia, quien aplaudió la resolución del Parlamento alemán.

'Es la valiosa contribución de Alemania no sólo al reconocimiento y condena del genocidio armenio, sino a la lucha universal contra los genocidios y la prevención de los crímenes contra la humanidad', dijo Eduard Nalbandián, ministro de Exteriores armenio, en un comunicado, donde recordó la ocasión del centenario del inicio de las matanzas, que Armenia celebró en 2015, Ereván instó a Ankara a reconocer el genocidio, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se limitó a expresar sus condolencias a 'los hijos y nietos' de los armenios masacrados.

Erdogan describió entonces el genocidio armenio como 'tristes acontecimientos' ocurridos durante 'la Primera Guerra Mundial'.

La resolución complica de nuevo las relaciones de Ankara y el Gobierno de Merkel, que ha situado a Turquía como aliado clave ante la crisis de los refugiados.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, afirmó que espera que en los próximos días 'no haya reacciones exageradas' después de que el Parlamento de su país aprobara el reconocimiento del genocidio.

'No vamos a descansar en que los dos países vecinos (Turquía y Armenia) no hablen el uno sobre el otro sino que lo hagan sobre estos temas (su historia) y abran un debate común de su pasado', apuntó Steinmeier.

'Nos necesitamos el uno al otro', añadió en referencia a la alianza entre ambos países para luchar contra la crisis que azota a Oriente Medio en este momento debido a la gran cantidad de conflictos que existen en la región y que han generado un incremento de los movimientos migratorios hacia Europa.

Asimismo, insistió en que Armenia y Turquía tienen poblaciones 'conectadas', ya que una gran cantidad de personas de origen turco residen en Armenia y viceversa.

Por ese motivo recomendó a historiadores de ambos países reunirse para poder tener la oportunidad de realizar este 'análisis' necesario sobre su pasado.

El ministerio turco de Exteriores por su parte, calificó la resolución sobre el genocidio armenio en el Parlamento alemán como una 'desgracia' y una 'politización de la historia', producto de la creciente 'turcofobia e islamofobia' en Alemania, que pretende imponer a los jóvenes la narrativa armenia de lo sucedido en 1915.

En un largo comunicado, emitido por el ministerio turco en Ankara, califica la moción adoptada como 'una desgracia para la reputación de ese ente (el Parlamento alemán)'.

Para Ankara, esta iniciativa alemana intenta 'asimilar a turcos y alemanes de origen turco', con el objetivo de alejarlos de su propia historia e identidad y dictar la narrativa armenia a las generaciones de jóvenes.

'Niños turcos en Alemania están obligados a defender una narrativa en la que no creen y de la que sabe que no es cierta', afirma el ministerio turco.

'Está claro que habrá resistencia contra este tipo de dictados, con el uso de cualquier medio, incluyendo los legales', advierte el ministerio , aunque sin dar más detalles.

Genocidio

Durante la Primera Guerra Mundial, el imperio Otomano (actual Turquía), torturó y mató a más de un millón de armenios, por ser cristianos, en el desierto de Siria, en lo que se conoció como la primera gran matanza de la historia reciente de la humanidad. Turquía actualmente niega esa versión de la historia y alega que las desapariciones hicieron parte de las consecuencias de la Gran Guerra.