Un calor infernal y seco como es propio de la meseta española asolaba a los asistentes y protagonistas del acto de fin de campaña electoral de Ciudadanos el viernes pasado delante del Teatro Real en Madrid. También el líder de este partido liberal, Albert Rivera, acusaba las altas temperaturas.
El candidato a la presidencia del Gobierno casi susurraba a los micrófonos. 'Estoy contento con el balance de la campaña. Creo que hemos hecho una campaña mejor que en diciembre, con menos errores, más equipo y un proyecto más consolidado', dijo. Tras él, las caras de los otros candidatos de Ciudadanos revelaban un agotamiento antológico.
Es comprensible porque el país lleva en campaña electoral desde el año pasado. En los comicios generales del pasado 20 de diciembre se confirmó el ascenso de Ciudadanos y del partido de izquierda Podemos. Ello cambió radicalmente el panorama político e hizo imposible la formación de un nuevo gobierno.
Por eso, España tiene una nueva cita con las urnas este domingo. Sin embargo, todas las encuestas de opinión apuntan a que la situación seguirá igual de complicada, ya que ningún partido obtendrá una mayoría suficiente para gobernar en solitario.
Alta expectativa
Según estos sondeos, el Partido Popular (PP) del presidente en funciones, Mariano Rajoy volverá a ganar, con más o menos un 30 % de los votos. Los conservadores han hecho alarde de sus logros en términos macroeconómicos: una tasa de crecimiento del 3 % y la reducción paulatina del desempleo, si bien la inmensa mayoría de los nuevos trabajos son temporales y con salarios a la baja.
Rajoy espera que los votantes le consideren un buen gestor de la economía. 'Al gobierno no se llega a hacer prácticas, sino que se viene bien aprendido', le espetó a los otros tres candidatos de los principales partidos en el único debate televisivo celebrado entre los cuatro.
Sin embargo, al PP le afecta la oleada de casos de corrupción de los últimos años, más virulenta estos meses.
Rivera, de Ciudadanos, el principal aliado en que se podrían basar los conservadores para asegurar una mayoría, ha dejado claro que sólo les apoyará si se deshacen de Rajoy y proponen otra persona al frente del Gobierno.
La situación se ha agravado esta semana con la publicación de unas grabaciones en las que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, conversa con el director de la Oficina Antifraude en Cataluña sobre material sensible para difamar a dirigentes de los partidos independentistas catalanes.
Opciones
Esta filtración puede dar alas a los nacionalistas en las elecciones del domingo, lo cual dificultaría aún más la formación de un ejecutivo porque nadie quiere depender de su apoyo.
Nadie, salvo Podemos, el único partido de ámbito estatal favorable a que se celebre un referéndum en Cataluña sobre la separación de España. Este asunto es uno de los principales escollos para que Podemos pueda pactar con los socialistas del PSOE un posible gobierno de centroizquierda.
Desde el centroderecha se ha acusado a la formación, que nació al calor de las protestas durante la crisis económica, de querer 'romper España'. Para contrarrestar esta imagen, Podemos ha empezado a emplear la palabra 'patria', un término del que la izquierda europea suele rehuir. 'Si hay una palabra que defina nuestra candidatura es patriótica', resumió el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Este partido ha hecho una campaña poco heterodoxa. Presentó su programa electoral bajo el formato de un catálogo de Ikea, la multinacional sueca de muebles de diseño asequibles. Propone subir los impuestos a los más ricos y las grandes empresas para financiar un aumento considerable del gasto social.
En esta ocasión, Podemos se ha aliado con Izquierda Unida (IU), la coalición que nació alrededor del Partido Comunista en los años 1980. El programa se olvida de algunas reivindicaciones tradicionales de IU, como el fin de la monarquía o la salida de España de la OTAN.
De hecho, Unidos Podemos -como se llama la alianza electoral- ha puesto en sus listas a un ex jefe del Estado Mayor, algo difícil de tragar para muchos votantes de la izquierda clásica.
¿Habrá más alianzas?
Gracias al pacto con IU -la única gran novedad respecto a las elecciones de diciembre- Podemos aspira a superar al PSOE en las urnas y lograr el llamado ‘sorpasso’. Los socialistas están con el agua al cuello. Su candidato y secretario general, Pedro Sánchez, no ha querido definirse sobre posibles alianzas poselectorales, ni con el PP ni con Podemos.
Asimismo, el líder socialista se ha quejado de sufrir una especie de 'pinza' entre los dos extremos a su derecha y a su izquierda. 'No voy a vetar a ninguna fuerza del cambio', dijo Sánchez. Pero muchos comentaristas dudan de que su partido, sobre todo los poderosos dirigentes regionales, le permitan pactar con Podemos, y mucho menos si el PSOE acaba como tercera fuerza.
El pasado reciente ha demostrado que las palabras de los políticos durante la campaña no valen demasiado. Sin embargo, si se confirman las encuestas algunos tendrán que tragarse sus vetos y líneas rojas para que España vuelva a tener un gobierno en funciones ante los enormes desafíos que le esperan, como la reducción del déficit presupuestario acordada con la Comisión Europea.
En los últimos días han aumentado las voces de expertos que ya no descartan del todo que pueda haber una nueva convocatoria electoral en otoño.