A comienzo de 1917 estalló, en el antiguo imperio de los zares, una revolución que debió tener un sentido democrático burgués; pero, por cuestiones de la historia, pasó a ser el preludio de acontecimientos más radicales que lograron cambiar, en 180 grados, el rumbo de la historia moderna. Por estos días, estamos rememorando el centenario de la primera revolución rusa de febrero de 1917.
Todo tiene su inicio en los acontecimientos de otra revolución, pero en 1905. Detonantes de tal revolución fueron la crisis económica de 1902-1903 y la situación del agro. En efecto, Rusia era la despensa de Europa a principios del siglo XX y su principal rubro de exportación eran los granos y los productos agrícolas.
Otro evento que desató el hecho histórico fue la derrota del país en la guerra ruso japonesa de 1904. Así, se evidenció la debilidad del gigante ruso ante un país pequeño, y frente a una naciente pero pujante economía, surgida en suelo japonés.
Tras la matanza en la Plaza del Palacio de Invierno, residencia oficial del monarca, y conocida en la historia como ‘Domingo Sangriento’, en todo el país hubo una explosión de huelgas, manifestaciones, actos terroristas y la formación de los consejos de obreros (soviets), organizados por el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, salido de la clandestinidad con el levantamiento.
Como resultado de la revolución, el zar, a través del Manifiesto de Octubre, se vio obligado a conceder ciertos derechos como la libertad de expresión, la libertad de asociación, jornada laboral de 10 horas y unas elecciones para la formación de un organismo legislativo.
De tal manera, se creó el Consejo de Estado, la Cámara Alta y la Duma, y la Cámara Baja. En 1906 se aprobó la Constitución del Imperio, un intento débil de establecer una monarquía constitucional al estilo europeo, que no duró mucho. En 1907, el zar cerró la Duma y generó una ola de terror en toda Rusia contra los opositores. El conflicto siguió latente y con la necesidad de ser resuelto.
La Primera Guerra Mundial. Dos grupos de países se enfrentaron por influencias en Europa y las colonias: la Triple Alianza, conformada por el Imperio Alemán, el Imperio Austro Húngaro e Italia; y la Triple Entente, conformada por Gran Bretaña, Francia y el Imperio Ruso. Luego del asesinato del heredero del trono austro húngaro en Bosnia Herzegovina, este Imperio acusó a Serbia del magnicidio y declaró la guerra el 28 de julio de 1914. Europa se alineó a una de las dos alianzas, al igual que EEUU y Japón.
Rusia entró en la guerra sin tener las condiciones para ello. Con un territorio extenso y una economía en expansión, sus soldados estaban mal alimentados y peor pertrechados. Sin embargo, el papel jugado por el ejército imperial fue decisivo en la victoria Entente sobre la Triple Alianza. Claro, el costo fue altísimo en vidas humanas: cerca de tres millones de caídos en combates.
El sentimiento anti guerra creció cada día; se profundizó el conflicto económico, político y social que venía de la revolución de 1905. El sector que más sufrió los estragos de la guerra fue el campesinado, carne de cañón para el ejército imperial. Crecían las víctimas y no se veía fin a la conflagración.
Los campesinos en alianza con los obreros y soldados, descontentos por las condiciones inhumanas en las que les ponían a combatir, empezaron a manifestarse y exigir tierra, paz y comida.
Lenin
Poder total
El zar abdicó el 17 de febrero (según el calendario juliano; 2 de marzo según el gregoriano) acabando así con más de 300 años de la Dinastía de los Romanov y coadyuvando a la formación del primer gobierno provisional. Empezó un periodo corto en la historia de la revolución rusa llamado 'Poder Dual'. Las contradicciones internas entre la coalición política del gobierno provisional dieron al traste con las intenciones de detener el levantamiento, situación que luego fue aprovechada por el ala radical (bolchevique) del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, dirigida por Vladimir Ilich Lenin, para llevar a cabo una segunda revolución en octubre de 1917, con la consigna 'Todo el Poder a los Soviets'
Polarización
Principio del fin
Los partidos políticos rusos se polarizaron en dos bandos: los nacionalistas de los partidos Democracia Constitucionalista KD, los liberales y parte del Partido Social Revolucionario SR, en favor de la guerra y por la victoria en la misma; y los enemigos de la 'guerra imperialista' de los partidos radicales como una facción de los SR, los populistas y, sobre todo, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. En el primer bando se encontraban los partidos de derecha; el segundo estaba conformado por partidos radicales de izquierda. La aristocracia rusa no había fundado partidos políticos para la época; sin embargo, apoyaba al zar en la continuación de la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. Al entrar el año 1917 la situación en Rusia era insostenible: alta inflación y desabastecimiento de alimentos por la guerra; además, seguían llegando soldados muertos y heridos. La tozudez de Nicolás II de no hacer cambios necesarios para evitar un levantamiento y, en su lugar, optar por la violencia, creó gr
an descontento que condujeron a tensiones sociales transformadas luego en huelgas, revueltas y manifestaciones extendidas por todo el país.