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El presidente Bashar al Asad afirmó que el presunto ataque químico contra una ciudad rebelde en Siria fue un 'invento al 100%' y sirvió de 'pretexto' para justificar los bombardeos estadounidenses contra el ejército sirio, en una entrevista exclusiva con la AFP en Damasco.

Asad, considerado un paria por los occidentales, aseguró que su país ya no posee armas químicas desde que fueron destruidas en 2013.

Esta entrevista fue realizada el miércoles en su oficina, en pleno corazón de Damasco. Es la primera del presidente sirio desde el presunto ataque químico que causó decenas de muertos en la ciudad rebelde de Jan Sheijun el 4 de abril.

En represalia, Estados Unidos bombardeó una base militar del régimen, por primera vez en más de seis años de guerra.

'Para nosotros, es un invento al 100%', dijo del supuesto ataque químico.

'Nuestra impresión es que Occidente, principalmente Estados Unidos [...] es cómplice de los terroristas y montó toda esta historia para que sirviera de pretexto al ataque' estadounidense, agregó Asad, en el poder desde hace 17 años.

'No se dio ninguna orden'

El presunto ataque químico, cuyas imágenes de niños con convulsiones conmocionaron al mundo, causó la muerte de 87 civiles, entre ellos 31 menores, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Los países occidentales y Estados Unidos atribuyen este 'ataque químico' al régimen sirio.

'Las únicas informaciones de que dispone el mundo hasta ahora son la publicadas por la rama de Al Qaida', afirmó Asad en referencia a la organización yihadista Fateh al Sham, que controla Jan Sheijun junto con otros grupos rebeldes.

'No sabemos si todas las fotos o imágenes de video son verdaderas o están trucadas [...] No sabemos si estos niños murieron en Jan Sheijun, ni siquiera sabemos si están realmente muertos', dijo Asad, que durante la entrevista se mostró sonriente y relajado.

'Y si hubo un ataque, ¿quién lo lanzó?', se preguntó el presidente sirio.

Asad negó toda implicación: 'No se dio ninguna orden de lanzar un ataque y, además, no tenemos armas químicas'.

'Hace varios años, en 2013, renunciamos a todo nuestro arsenal [...] E incluso si tuviéramos dichas armas, nunca las habríamos usado', agregó Asad, que afirmó varias veces haberse deshecho del arsenal.

Sin embargo después de 2013, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAC) acusó en dos ocasiones al régimen sirio de ataques contra localidades rebeldes.

Potencia de fuego intacta

Asad afirmó que aceptará una investigación sobre Jan Sheijun, siempre que sea 'imparcial'.

'Vamos a trabajar [con los rusos] en pro de una investigación internacional. Pero debe ser imparcial. Solo podemos permitir una investigación si es imparcial y asegurándonos de que países imparciales participen en ella, para estar seguros de que no se use con fines políticos', dijo.

Asad afirmó que Rusia, su aliado en la guerra, 'no había tenido tiempo de avisar' al régimen del bombardeo estadounidense, al que restó importancia.

'Nuestra potencia de fuego, nuestra capacidad de atacar a los terroristas no resultó afectada', agregó.

Respecto a su opinión sobre Trump, Asad dijo que antes era 'muy prudente', hasta ver qué hacía, pero ahora empezaba a ver las cosas claras.

'Este ataque es la primera prueba [...] de que el régimen en Estados Unidos (no cambia)', afirmó el presidente sirio, cuyas relaciones con Washington siempre han sido caóticas.

Aunque en un primer momento pareció distanciarse de la crisis siria, y en particular del futuro de Asad, Trump dio un giro radical la semana pasada, interpretado por el dirigente sirio como un apoyo a la rebelión.

'Usted no puede hablar de asociación entre nosotros dos, nosotros que luchamos contra el terrorismo [...] y ellos que los apoyan abiertamente', dijo Asad, que acostumbra a tachar a los rebeldes de 'terroristas'.

De hecho, el jefe de Estado sirio no considera que Estados Unidos sea 'serio' en la búsqueda de una solución política para su país.

Hasta ahora, todos los esfuerzos internacionales para poner fin a una guerra que en más de seis años ha causado más de 320.000 muertos y millones de desplazados y refugiados, han fracasado.