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El Alto Consejo Electoral (YSK) de Turquía confirmó este domingo la victoria del sí en el referéndum que otorga más poderes al presidente Recep Tayyip Erdogan.

En una conferencia de prensa, el jefe del YSK, Sadi Güven, afirmó que el sí superaba al no por 1,25 millones de votos, y que solo quedaban 600.000 papeletas para escrutar, añadiendo que el resultado definitivo se anunciaría 'en 11 o 12 días'.

El presidente Recep Tayyip Erdogan obtuvo una ajustada victoria en el referéndum crucial que le otorga más poder en Turquía, pero la oposición denunció el resultado que divide profundamente el país.

El sí logró el 51,3% de los votos frente al 48,7% del no, con el 99% de las urnas escrutadas, según resultados no oficiales publicados por la agencia de prensa progubernamental Anadolu.

En un tenso final de jornada, el no, muy retrasado al comenzar el escrutinio, fue recortando distancias a medida que transcurría el recuento, sin lograr finalmente superar al sí.

'Hoy (...) Turquía ha tomado una decisión histórica', declaró Erdogan a los periodistas en su residencia oficial en Estambul. 'Con el pueblo, hemos realizado la reforma más importante de nuestra historia', añadió el jefe de Estado, que llamó a los países extranjeros a 'respetar' el resultado.

Poco después, el presidente turco mencionó la posibilidad de organizar un nuevo referéndum, esta vez sobre el restablecimiento de la pena de muerte, lo que pondría fin al proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea.

'Con este voto, hemos abierto una nueva página de nuestra democracia', afirmó por su parte el primer ministro Bilali Yildirim en el cuartel general de su partido, el AKP, en Ankara. 'Este referéndum no tiene perdedor. La ganadora es Turquía'.

Pero los primeros datos sobre la votación señalan que el país está totalmente dividido sobre los cambios constitucionales propuestos, y que el no triunfó en las tres mayores ciudades del país: Estambul, Ankara y Esmirna.

- Protestas de la oposición -

Los dos principales partidos de la oposición de Turquía denunciaron 'manipulaciones' y anunciaron su intención de pedir un nuevo recuento.

El principal partido de oposición, el CHP (socialdemócrata), anunció a través de uno de sus dirigentes que cuestionaba los votos procedentes de casi el 37% de las urnas. Esta proporción podría alcanzar al 60%, declaró por su parte Erdal Aksünger, subsecretario general del CHP.

'Créanme, este referéndum no se ha terminado', dijo Aksünger a CNN Turk, citado por la agencia de noticias Dogan. 'Es totalmente inválido', enfatizó.

Por su parte, el segundo partido de la oposición, el prokurdo HDP, anunció en Twitter que va a impugnar los votos procedentes de 'dos tercios' de las urnas. 'Los datos que nos llegan indican que hay una manipulación del orden de 3 o 4 puntos porcentuales', afirmó.

Los dos partidos denunciaron enérgicamente una medida anunciada en el último momento por el Alto Consejo Electoral Turco (YSK) de considerar válidos los votos que no llevaban el sello oficial del colegio electoral en el que fueron introducidos en la urna.

La papeleta era única y estaba dividida en dos: una parte en blanco con la palabra 'sí' y una parte marrón con el 'no'. Para votar, los turcos tenían que marcar el lado por el que se decantaban con un tampón con la palabra 'preferencia'.

La oposición ya se había quejado de una campaña desequilibrada, con carteles a favor del sí en todas las esquinas y restricciones en los medios a las voces de la oposición.

Unos 55,3 millones de electores estaban convocados a las urnas para pronunciarse sobre una revisión constitucional que cambia el actual sistema parlamentario por un sistema presidencialista.

La reforma prevé en particular la supresión del cargo de primer ministro en beneficio de un presidente que concentraría amplias prerrogativas en manos de Erdogan.

- Reestructuración drástica -

En caso de que se confirme la victoria, Erdogan, de 63 años, y que superó un intento de golpe de Estado hace nueve meses, podría permanecer en el poder hasta 2029. Antes de ser elegido presidente, fue primer ministro entre 2003 y 2014.

El gobierno asegura que la reforma es indispensable para la estabilidad del país y para afrontar los desafíos económicos y de seguridad. Pero sus detractores ven en ella un nuevo giro autoritario de un hombre al que acusan de querer acallar cualquier voz crítica, sobre todo tras la intentona golpista del 15 de julio.

Turquía está además bajo estado de emergencia impuesto después del golpe de estado fallido. Cerca de 47.000 personas han sido arrestadas y más de 100.000 han perdido sus empleos o están suspendidas desde entonces.

La seguridad fue uno de los ejes de la campaña, después de que el país sufriera también en los últimos meses varios atentados, algunos de ellos reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y otros atribuidos a grupos kurdos.

Las autoridades movilizaron a más de 30.000 policías en Estambul para garantizar la seguridad durante la votación.