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Nubes de gases lacrimógenos, lluvias de piedras y negocios saqueados: Venezuela cumple el lunes un mes de agitación con masivas protestas contra el presidente Nicolás Maduro, lo que trae una renovada oferta de mediación del papa Francisco.

Veintiocho personas murieron y cientos resultaron heridas desde el 1 de abril en violentos incidentes vinculados a las manifestaciones, de los que se acusan mutuamente gobierno y oposición.

Frente a la creciente tensión, Francisco declaró este sábado que el Vaticano está dispuesto a ayudar, pero con 'condiciones muy claras'.

El pontífice recordó un fallido proceso de diálogo emprendido en octubre pasado, con acompañamiento de la Santa Sede, que la oposición abandonó en diciembre al acusar al chavismo de incumplir acuerdos.

'No resultó porque las propuestas no eran aceptadas o se diluían. Eran un sí sí, pero no no', afirmó en el avión papal, de regreso a Roma desde Egipto.

La oposición descarta retomarlo, aunque Maduro, en los últimos días, ha insistido en volver a la mesa.

Las manifestaciones ocurren en una situación muy compleja. El país con las mayores reservas petroleras del mundo sufre una severa escasez de alimentos y medicinas y una inflación, la más alta del mundo, que el FMI cifra en 720% para 2017.

'Quiero que mi país se libere de esta 'dictadura'. Queremos comida, medicinas, seguridad', resumió a AFP la peluquera Yoleida Viloria, de 42 años, quien vive en el popular barrio Petare (este de Caracas) y va a todas las protestas.

Maduro asegura que sus adversarios hacen 'terrorismo' para propiciar un golpe de Estado y una intervención extranjera. La oposición acusa al gobierno de una violenta represión.

La pugnacidad complica las relaciones internacionales de Venezuela, que el viernes inició su retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA), acusándola de aupar esa 'intervención'. El martes buscará respaldo en una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en El Salvador.