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Aclamado por cientos de miles de eufóricos peregrinos, el papa Francisco oró este viernes por la paz mundial en el santuario portugués de Fátima, donde conmemoró el centenario de las apariciones de la Virgen María a tres pastorcitos.

'El Papa es increíble, su forma de hablar y de unir a la gente, fuera de este mundo. Es conmovedor', señaló Mariana Teixeira, una estudiante de Letras de 20 años de Lisboa, una de las 400.000 personas reunidas en la explanada de la Basílica de Nuestra Señora de Fátima, en el popular santuario en el centro de Portugal.

Allí llegó el pontífice argentino en peregrinaje de menos de 24 horas la tarde del viernes, desatando la alegría de la marea de fieles de todas partes del mundo.

El helicóptero que lo trajo desde una base militar donde aterrizó su avión, sobrevoló la explanada que estalló en aplausos, antes de posarse en un estadio. Luego recorrió en papamóvil un tramo de cinco kilómetros hasta la basílica, saludando a las miles de personas apostadas al borde de la carretera que le lanzaron vivas y flores.

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Al pie de la imponente basílica, el Papa rezó en silencio durante unos diez minutos frente a la talla de la Virgen en la Capilla de las Apariciones, construida en el sitio donde, según la creencia católica, la madre de Jesús se apareció por primera vez, el 13 de mayo de 1917, a tres jóvenes pastores de este pueblo humilde.

Luego, dirigió a la multitud en una oración en la que pidió 'para el mundo la concordia entre todos los pueblos'.

'Recorreremos, así, todas las rutas, seremos peregrinos de todos los caminos, derribaremos todos los muros y superaremos todas las fronteras, yendo a todas las periferias, para revelar allí la justicia y la paz de Dios', dijo, mientras los peregrinos escuchaban emocionados, algunos con lágrimas en los ojos.