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El presidente conservador Michel Temer dijo que fue 'ingenuo' al recibir en su casa al empresario que lo grabó secretamente en una conversación comprometedora y reiteró que no renunciará, porque eso sería admitir su 'culpabilidad' en el escándalo de corrupción que tiene en vilo a Brasil.

Acorralado por varios pedidos de 'impeachment' y con su base aliada debilitada, Temer, de 76 años, dio su primera entrevista extensa a un medio brasileño desde que el miércoles pasado estalló la crisis que puede acabar con su mandato.

'Fui ingenuo al recibir a una persona en aquel momento', dijo Temer en la entrevista publicada este lunes por el diario Folha de S. Paulo, al ser preguntado sobre su 'culpa' en el actual terremoto político, que llega apenas un año después de la destitución de la mandataria de izquierda Dilma Rousseff.

El escándalo explotó cuando el periódico O Globo reveló una grabación en la que Joesley Batista, dueño de la mayor empresa cárnica del mundo, JBS, aparentemente recibe la luz verde del presidente para pagar un soborno a un poderoso exdiputado encarcelado. Esa reunión tuvo lugar el pasado 7 de marzo cerca de las 11 de la noche en la residencia del mandatario en Brasilia.

Acusado por la fiscalía de obstrucción a la justicia, corrupción pasiva y organización criminal, muchas voces en Brasil piden su renuncia.

Y mientras se debate entre bastidores, la nueva crisis política también amenaza con dificultar la salida de Brasil de la peor recesión de su historia.

Este lunes las acciones de JBS se hundieron en la bolsa de Sao Paulo, con un derrumbe del 31,34%, propiciando la caída de la bolsa en 1,54%.

Ante la tormenta, Temer apela a la calma y espera aprobar esta semana alguna de las leyes que tenía en agenda en el Congreso para demostrar su fortaleza.

'Mantengo la la serenidad, especialmente sobre lo que ya dije: No renunciaré. Si quieren, derróquenme. Porque si renuncio, es un reconocimiento de culpabilidad', afirmó en la entrevista con Folha.

El mandatario acaba la charla con un apunte sorprendente, bromeando sobre los dos discursos recientes, de tono firme, que dio a la nación para declarar su inocencia.

'Creo que a la gente le gustó este nuevo modelito. Las personas pensaron... ‘al fin, tenemos presidente’', dijo Temer entre risas.