Leo Varadkar, un joven médico, homosexual e hijo de inmigrante indio, fue elegido el viernes líder del partido Fine Gael y será, si lo aprueba el Parlamento, el próximo primer ministro de la católica Irlanda.
Las elecciones primarias del partido centrista que gobierna Irlanda enfrentaron a Simon Coveney, ministro de Vivienda, y a Varadkar, ministro de Protección Social, que acabó imponiéndose.
Varadkar se convertirá en primer ministro a los 38 años cuando el Parlamento vuelva de su receso a finales de mes, y confirme un nombramiento histórico por varios motivos.
El centrista Fine Gael es el partido con más diputados y la designación de su líder como primer ministro se da por hecha.
Varadkar sustituirá al dimisionario Enda Kenny y romperá tres moldes: será el jefe de gobierno más joven de la historia de la República de Irlanda -que se independizó del Reino Unido en 1922- y el primero abiertamente homosexual e hijo de inmigrante.
Un titular reciente de la televisión estadounidense CNN sobre este hito, llevó a un analista político del New York Times a observar: 'Si esto hubiera ocurrido en Estados Unidos diríamos 'sólo en Estados Unidos''.
Que Irlanda sea tan tolerante como se desprendió de la aprobación del referéndum del matrimonio homosexual, en 2015, es objeto de debate, pero, en cualquier caso, la sociedad irlandesa es ahora más urbana, multicultural y secular que nunca.
Unos meses antes de aquel referéndum, Varadkar reveló al público su orientación sexual.
'Soy gay, no es un secreto pero tampoco algo que todo el mundo sabía, y nunca había hablado públicamente de ello antes', explicó en la radio nacional irlandesa.
'No es algo que me defina: no soy un político medio indio, ni un político médico, ni un político gay. Es simplemente parte de mí, no es lo que me define. Supongo que es parte de mi carácter'.
La Iglesia Católica ha perdido influencia por culpa de los escándalos de abusos sexuales a niños, o el trato a las madres solteras en el pasado.
Pero la homosexualidad no fue despenalizada hasta 1993 y hace poco un político irlandés decía que era mejor que dos hombres andaran por la calle con pistolas que de la mano.