A pesar de las críticas internacionales y la oposición de organizaciones de defensa de los animales, Japón lanzó este miércoles una nueva campaña de caza de ballenas en el Pacífico.
Tres buques zarparán de aquí al jueves para una misión prevista hasta fines de septiembre con el objetivo de cazar 43 ballenas Minke y 134 rorcuales norteños, precisó la Agencia de Pesca y el ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.
El domingo, Japón ya había lanzado a lo largo de las costas del Pacífico Norte, para capturar 47 ballenas Minke hasta mediados de julio.
Japón destaca objetivos científicos en la campaña, pero nunca escondió que la carne de los cetáceos termina generalmente en los platos.
El archipiélago nipón firmó la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional pero afirmó cazar con fines científicos.
Esta razón es denunciada por las organizaciones de defensa de los cetáceos así como por varios países que estiman que Tokio utiliza de manera deshonesta una excepción en la moratoria de 1986.
En 2014 la Corte Internacional de Justicia ordenó a Tokio que pusiera fin a la caza en aguas del Antártico, estimando que no cumplía con los criterios científicos exigidos.
Japón había anulado la campaña 2014-2015, pero al año siguiente reanudó la caza, en el marco de un programa modificado. En el Antártico se enfrentaron los balleneros japoneses y los defensores de estos animales.
El consumo de ballena tiene una larga historia en Japón, país de pescadores en donde el cetáceo fue cazado durante siglos.
La industria ballenera se desarrolló luego de la Segunda Guerra Mundial para alimentar a un país devastado por la guerra.
Pero el consumo de la carne blanca o roja de las ballenas cayó fuertemente a medida que el archipiélago se convirtió en una de las principales economías del mundo.