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Un millar de bomberos continuaban ayer su lucha sin descanso en el centro de Portugal contra los incendios forestales, con el fin de evitar una nueva tragedia, después de que las autoridades consideraran que el principal foco estaba controlado.

El incendio en torno a Pedrogao Grande, que se desató el sábado y que causó 64 muertos y 204 heridos, 'está bajo control', esto es, contenido pero no apagado, explicó el comandante regional de Protección Civil, Vitor Vaz Pinto.

Sin embargo, el fuego se ha 'reavivado fuertemente' en algunos puntos, 'atizado por la intensificación del viento' en torno al municipio de Gois, más al norte, donde se concentran los focos más importantes, indicó el responsable local de Protección Civil, Carlos Tavares.

Dieciocho personas resultaron levemente heridas en esta zona, sobre todo a causa de intoxicación por el humo, omnipresente. Los habitantes de tres aldeas pudieron volver a sus casas, de las cerca de 40 aldeas evacuadas la víspera.

'Esperamos terminar esta noche con los dos frentes persistentes, que tanto trabajo nos han dado', añadió Tavares, destacando la humedad del aire, que facilita la tarea de los bomberos.

Cerca de 1.200 bomberos, 400 vehículos y 13 aviones permanecían movilizados en la región de Pedrogao Grande para afrontar las llamas. Y 40 bomberos españoles, de los 100 enviados por Madrid a Portugal, acudieron a reforzar las líneas de fuego.