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Al menos 18 personas murieron este domingo en un atentado suicida en el este de Damasco, un ataque que es el más mortífero de los últimos meses en la capital siria.

A primera hora de la mañana, las fuerzas de seguridad sirias persiguieron tres coches bomba que se dirigían hacia el centro de Damasco. Lograron interceptar dos a la entrada de la ciudad, pero el tercero logró alcanzar la plaza Tahrir donde el conductor hizo explotar el vehículo, informaron la agencia de prensa oficial Sana y la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

'Murieron dieciocho personas', declaró a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman. Según él, al menos siete miembros de las fuerzas de seguridad sirias y dos civiles fallecieron en el ataque.

'Tras haber perseguido tres coches bomba, las autoridades lograron hacer explotar dos de ellos en la carretera hacia el aeropuerto. Rodearon el tercero en la plaza Al Ghadir –una zona de Tahrir–, en el barrio de Bab Tuma, donde el terrorista se hizo estallar matando e hiriendo a varios civiles', indicó el ministerio del Interior en un comunicado difundido por Sana.

Un corresponsal de la AFP pudo observar los importantes daños materiales causados por la explosión, con una quincena de coches deteriorados, algunos totalmente calcinados.

Cerca de ahí, una mujer lloraba en su apartamento, cuyo balcón cayó a causa de la onda expansiva del estallido. Su hija tuvo que ingresar en un hospital tras sufrir heridas por esquirlas de vidrio. En su salón, el suelo estaba cubierto de trozos de cristal y piedras.

Cristales rotos

'Oímos disparos sobre las 6 horas y después hubo una explosión que destrozó los cristales de los edificios del barrio', contó por teléfono un habitante de la plaza Tahrir.

También explicó que vio a voluntarios de la Media Luna Roja en el lugar socorriendo a dos militares, además de coches calcinados y daños materiales en un puesto de control de las fuerzas de seguridad.

Imágenes de la plaza Tahrir emitidas por la televisión siria muestran un puesto de control de las fuerzas de seguridad ennegrecido por el fuego y la fachada de un edificio del sector muy deteriorada.

Damasco se ha mantenido globalmente al margen de los violentos combates que desde el inicio del conflicto en 2011 devastan el país. Pero la capital siria se ha visto en cambio sacudida por mortíferos atentados que han dejado decenas de muertos.

El 15 de marzo, dos atentados suicidas reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI) golpearon la capital en menos de dos horas, causando 32 muertos en un tribunal y un restaurante.

Cinco días antes, un doble atentado asumido por la antigua rama de Al Qaeda en Siria se había cobrado la vida de 74 personas, entre ellas numerosos peregrinos chiitas que habían acudido a varios mausoleos del casco antiguo.

La guerra en Siria dejó más de 320.000 muertos y millones de desplazados desde su inicio en marzo de 2011, a raíz de manifestaciones antigubernamentales reprimidas con dureza por el régimen de Bashar al Asad.