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Varios países del sur de Europa se achicharran por una ola de calor que ya se ha cobrado varias vidas, causado daños millonarios a las cosechas y, según los científicos, sirve de presagio para las próximas décadas.

Al menos cinco muertes en Italia y Rumanía fueron atribuidas a las condiciones extremas desde que comenzó la ola de calor, a principios de agosto.

En gran parte de la península Ibérica, el sur de Francia, Italia, los Balcanes y Hungría se han registrado temperaturas inusualmente altas y a veces inéditas.

En las zonas afectadas, los termómetros han superado a menudo los 40 grados, exacerbando el impacto de la sequía de una ola de calor previa, en julio, que provocó incendios que se cobraron 60 vidas en Portugal.

Las hospitalizaciones aumentaron entre 15% y 20% en Italia, donde han muerto al menos tres personas.

La última víctima fue una mujer cuyo vehículo se vio arrastrado la madrugada de este sábado por una avalancha de agua y barro cerca de la estación de esquí Cortina d'Ampezzo, en los Alpes italianos, donde la ola de calor favorece las tormentas.

La tragedia llega dos días después de la muerte de una mujer de 79 años y un hombre de 82, que se vieron atrapados por incendios forestales, ella en los Abruzos (centro) y él cerca de Matara (sur).

Sin refrescarse en las fuentes

En Rumanía se registraron otras dos muertes relacionadas con las altas temperaturas, entre ellas la de un granjero que estuvo trabajando en el campo en Mogosesti, en el noreste del país.

En Italia, la humedad, entre otros factores, provoca además que la sensación térmica sea aún mayor, sobre todo en la región de Campania, cerca de Nápoles, con temperaturas estimadas en 55 grados el viernes.

Los ingresos en hospitales eran entre 15% y 20% por encima de lo normal para la época del año y se prevé que los agricultores pierdan miles de millones de euros como consecuencia de la reducción en la producción de las cosechas.

La producción de vino y aceitunas podría caer respectivamente 15% y 30%.

En Roma, los turistas se enfrentan a las multas introducidas recientemente por refrescarse en las fuentes.

Pero de momento no hay señales de que los visitantes se vean disuadidos por las altas temperaturas para acudir a los principales polos de turismo veraniego del sur de Europa.

Este sábado los visitantes volvían a hacer filas a las puertas del museo de los Uffizi en Florencia, que tuvo que cerrar el viernes después de que su sistema de aire acondicionado se estropeara por la falta de agua en el río Arno.

Las autoridades sanitarias de Francia advirtieron a los ciudadanos de que tengan especial cuidado con los riesgos que enfrentan enfermos y ancianos.

El país todavía tiene fresco el recuerdo de una ola de calor en 2003 que provocó unas 15.000 muertes evitables de ancianos, de los que muchos se habían quedado solos porque sus familiares estaban de vacaciones.

¿150.000 muertes por el clima?

Los científicos advirtieron que las muertes debidas a las temperaturas extremas en Europa pueden multiplicarse por 50, de las actuales 3.000 a unas 152.000 a finales de siglo, si no se controla el cambio climático.

El sur de Europa sufrirá la mayoría de ellas, y las olas de calor podrían ser responsables de 99% de las muertes, según una investigación dirigida por la Comisión Europea y publicada en The Lancet Planetary Health.

Investigadores coreanos pusieron en duda esas conclusiones, ya que consideran que los humanos se volverán menos vulnerables a las condiciones climáticas extremas.

El meteorólogo francés Frederic Nathan dijo que estaba seguro de que las recientes olas de calor eran reflejo del calentamiento global.

'Siempre las ha habido pero su duración e intensidad se han incrementado desde las décadas de 1950 y 1969 y cada vez se producen más temprano o más tarde'.