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Donald Trump estaba este miércoles en medio de una nueva tormenta tras sus increíbles comentarios sobre los hechos de violencia en Charlottesville, que suscitaron profundo malestar en el seno de su propio partido y que podrían marcar un giro en su presidencia.

Al afirmar que 'ambas partes' eran responsables de la violencia que sacudió este pequeña ciudad de Virginia -donde una manifestante antirracista fue ultimada por un simpatizante neonazi-, el presidente estadounidense cruzó un límite muy significativo, 200 días después de asumir su cargo.

Sus palabras, pronunciadas en un tono acusador desde la Torre Trump y elogiadas por un exlíder del Ku Klux Klan por su 'coraje', dejaron mudos a varios legisladores. Y dio la muy clara impresión de que esas expresiones eran lo que Trump pensaba realmente, y no lo que dijo al día siguiente de los hechos cuando leyó en la Casa Blanca una declaración condenando la 'violencia racista'.

'En Charlottesville los errores están claramente del lado del KKK y de los supremacistas blancos', declaró en la cadena ABC Ronna Romney McDaniel, quien dirige el Comité Nacional Republicano.

El tuit de Obama. Su predecesor demócrata, Barack Obama, había reaccionado tuiteando una frase de Nelson Mandela: 'Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, sus orígenes o su religión'. Este tuit de Obama se transformó en el más popular hasta el momento en la historia de la red social, informó Twitter.

The New York Times lamentó en un editorial el comportamiento de Trump, 'desgraciadamente nada sorprendente'.

'Los políticos de Washington esperaban que el reciente nombramiento de John Kelly, un exgeneral del cuerpo de Marines, en el cargo de secretario general de la Casa Blanca impondría algo de disciplina en esta caótica administración', escribe el diario.