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El huracán María llegó a destrozar Puerto Rico en momentos en que la isla en quiebra parecía no poder soportar otra calamidad. 'Aunque seamos una colonia, se supone que somos ciudadanos americanos', ruega Jaime Coll, pidiendo auxilio al gobierno federal.

María fue calamitosa, pero puede ser una oportunidad para repensar la relación de Puerto Rico con Estados Unidos y aliviar el peso de su deuda de más de 70.000 millones de dólares, según expertos.

El presidente Donald Trump declaró este territorio estadounidense 'Zona de Desastre', lo cual libera fondos ilimitados para otorgar préstamos, subsidios, asistencia humanitaria y ayudar para reconstruir la infraestructura.

Pero los puertorriqueños son escépticos. Dicen ser tratados como ciudadanos de segunda y se preguntan si los cheques de la agencia de gestión de emergencias FEMA serán igual de gordos que los de Texas por el huracán Harvey y Florida por Irma.

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Uno de ellos es Jaime Coll, que desayuna en uno de los pocos locales abiertos este viernes en medio de la destrucción que dejó María el miércoles cuando atacó la isla con categoría 4.

'Esperamos que el gobierno federal haga lo que se supone que debe de hacer', dice este artista plástico de 70 años. 'No es momento para partidismos políticos, para litigios de nacionalidad. Es un momento para la compasión'.

Los puertorriqueños están divididos entre los que rechazan el llamado colonialismo de Estados Unidos, los que defienden el estatus quo de 'territorio no incorporado' y los que apoyan la anexión como otro estado de la Unión.

Por eso ahora oscilan entre el desafío (como Coll) y el orgullo: 'Nosotros podemos solos'.