Las condiciones de vida en Puerto Rico, devastado por el huracán María, empeoran cada día, con habitantes cansados y desconcertados que hacían filas este domingo para comprar los escasos víveres y combustible, en medio de un corte de energía y con pobre servicio telefónico.
Los puertorriqueños pasan horas en interminables filas para comprar lo que puedan, aunque muchas veces terminan volviendo a casa con las manos vacías si no logran abastecerse antes de que comience el toque de queda, que rige por estos días desde el anochecer hasta el amanecer.
El servicio de telefonía celular es irregular y hasta los hoteles se están quedando sin combustible para sus generadores.
El gerente general del hotel Marriott en la capital, San Juan, dijo a sus huéspedes que si para el domingo en la noche no encontraban combustible, todo el edificio será evacuado.
El huracán María golpeó este territorio estadounidense el miércoles como una tormenta de categoría 4 en la escala de 5 de Saffir-Simpson, durante su paso mortal y arrasador por el Caribe.
Se le responsabiliza por 33 muertes, muchas de ellas en la pequeña y pobre isla de Dominica y 13 en Puerto Rico.
Las autoridades también están tratando de evacuar a la gente que vive en los alrededores de una represa que dicen que está en riesgo de colapsar por las inundaciones dejadas por el huracán.
La represa de Guajataca, de los años 1920, en el noroeste de Puerto Rico, presentó una falla el viernes, provocando que el gobierno emitiera una orden de evacuación masiva en las localidades cercanas al río homónimo.
El viernes, el director de seguridad pública Héctor Pesquera había dicho sin embargo que el origen de la falla inicial de la represa se debió a que un desagüe que normalmente drena de forma controlada a la represa se había roto, dejando salir agua por torrentes.
Pero las peligrosas inundaciones también se han presentado en otros puntos de la isla por efecto del huracán María, al que el gobernador Ricardo Rosselló ha llamado la tormenta más devastadora en golpear la isla en un siglo.
En una actualización de las 21H00 GMT, el estadounidense Centro Nacional de Huracanes (NHC) dijo que María tiene ahora vientos máximos sostenidos de 165 kilómetros por hora y se encontraba a unos 685 km al sur-sureste del Cabo Hatteras, en Carolina del Norte.
De las 13 víctimas mortales en Puerto Rico, ocho murieron en la norteña ciudad de Toa Baja, una de las áreas más golpeadas, que fue azotada por vientos de unos 200 km/h y luego afectada por inundaciones cuando el río más grande de la isla, La Plata, se salió de su cauce.
Marina Montalbo, una secretaria de 36 años de la localidad de Isabela, trataba de descansar en un refugio junto a su esposo y su bebé de 11 meses.
'Nos hicieron evacuar. Fue una cosa muy difícil que tuvimos que hacer', dijo, sollozando. 'Tuvimos que salir, nos gritaban que teníamos que salir'.
A lo largo de toda la isla, las calles estaban llenas de escombros dejados por la tormenta, como árboles caídos, letreros arrancados y cables de energía cortados por doquier.
Las lluvias torrenciales también convirtieron algunas carreteras en lodosos ríos marrones, imposibles de pasar con vehículos normales.
La red eléctrica de Puerto Rico fue derribada por la tormenta y los expertos han dicho que puede tomar meses para que la energía sea completamente restaurada.